Muy mal cayó en el Instituto Nacional de Elecciones (INE), la sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) con la que desechó las reglas que impedían la promoción personalizada de políticos y la contratación de propaganda.

 

La llamada “cancha pareja’’.

 

Y es que los muchachos que encabeza Lorenzo Córdova nomás no se explican cómo es que el tribunal les ordena corregir la promoción descarada de funcionarios públicos y presidentes de partidos, pero meses después batea los lineamientos diseñados para cumplir la orden.

 

El problema radica en el hecho de que el artículo 134 constitucional no cuenta con una ley reglamentaria, por lo que el INE tiene que subsanar, como Dios le da a entender, el vacío legislativo.

 

De acuerdo al artículo de referencia, los servidores públicos de los tres niveles de Gobierno “tienen en todo tiempo la obligación de aplicar con imparcialidad los recursos públicos que están bajo su responsabilidad, sin influir en la equidad de la competencia entre los partidos políticos’’.

 

Este mismo ordenamiento establece que la propaganda bajo cualquier modalidad de comunicación “deberá tener carácter institucional y fines informativos, educativos o de orientación social.

 

En ningún caso esta propaganda incluirá nombres, imágenes, voces o símbolos que impliquen promoción personalizada de cualquier servidor público’’.

 

El mandato se refiere a servidores públicos, pero no establece qué es lo que debe hacerse cuando se trata de ex funcionarios o presidentes de los partidos políticos, como ocurre en la actualidad.

 

Regañado, exhibido y todo, el INE, sin embargo, presentará el próximo 5 de septiembre un paquete de ordenamientos igualmente dirigidos a evitar la promoción personalizada y sancionar el uso de los programas sociales con fines electorales.

 

Pero, con el antecedente fijado ayer por el tribunal, parece que los jugadores no tendrán un partido en una “cancha pareja’’, sino en un terreno baldío en donde se vale de todo, patadas, codazos, botellazos, agresiones al árbitro y broncas entre porras.

 

O sea, un partido llanero.

 

 

La mañana de ayer, la coordinadora de los senadores del PRD, Dolores Padierna, amagó nuevamente con dejar al partido para mudarse a Morena, con todo y René Bejarano.

 

Esto, porque según contó, la dirigencia nacional que encabeza Alejandra Barrales no tomó en cuenta a su corriente Izquierda Democrática Nacional (IDN) en la redacción del documento que se discutirá en el Consejo Nacional del próximo fin de semana.

 

En dicho evento, el PRD busca ratificar el acuerdo para conformar un Frente Amplio Opositor.

 

Por la tarde, Barrales se reunió con Padierna y algunos de sus cercanos para escuchar las razones de su inconformidad, que se reducen simple y llanamente a la lucha por espacios de poder dentro del partido.

 

IDN ha ido en decadencia después del escándalo de las ligas de Bejarano y su influencia al interior del partido es mínima.

 

Pero algo es algo, y si amenazando puede obtener una rebanada más grande, mejor.

 

A menos que busque la expiación de sus pecados políticos, y ya se sabe que él único que puede hacerlo es López Obrador.

 

¿Se va o no se va? Haga sus apuestas.

 

 

El yucateco Jorge Carlos Ramírez Marín será el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados por segunda ocasión.

 

Lo que no se sabe es si se quedará hasta el final de la legislatura o hasta diciembre, cuando decida dedicarse de tiempo completo a buscar su candidatura por el Gobierno de Yucatán.

 

Igual y ésta vez sí se le hace.

 

caem