Hace once años tuve la oportunidad de vivir muy de cerca el proceso de los diversos premios que obtuvo El Laberinto del Fauno, a la que considero, hasta ahora, la obra maestra del cineasta tapatío Guillermo del Toro, a quien sus amigos –y uno que otro periodista confianzudo- llaman cariñosamente El Gordo.
Más allá de los premios obtenidos por el filme y del coraje que generó en muchos el que le hayan robado injustamente el Oscar de Mejor Película Extranjera, El laberinto… me dejó una inesperada y al mismo tiempo extraordinaria y entrañable amistad profesional y personal con Del Toro, quien a lo largo de los años no ha hecho más que comportarse con quien esto escribe como el gran caballero y la honorable (y muy divertida) persona que es.
Por esa razón, los reportes que comenzaron a circular en las últimas horas de que su nuevo filme, The Shape of Water, está siendo alabado por la crítica después de la presentación del mismo en el Festival Internacional de Cine de Venecia me llenan de un gusto difícil de describir y, aunque pareciera temprano todavía, pudiera ser que lo lleven a una nueva nominación al Oscar.
No, no es el regreso de Del Toro al cine (en 2013 y en 2015 lanzó las sólidas, espectaculares y hasta cierto punto incomprendidas Pacific Rim y Crimson Peak, respectivamente), pero si nos guiamos por las primeras reseñas –de medios de prestigio como Variety, The Guardian, The Hollywood Reporter o Entertainment Weekly– todo indica que el cineasta tapatío vuelve a las historias más personales, llenas de corazón, con personajes entrañables y la particular estética visual sin igual que le ha puesto a todos sus trabajos.
The Shape of Water está ubicada a principios de los años 60 y muestra la historia de Elisa (Sally Hawkins), una empleada de limpieza muda que trabaja en un complejo del gobierno estadounidense, donde establece una relación más allá de las palabras con una extraña criatura submarina. Aunque es temprano para hablar de potenciales nominaciones al Oscar (y seguramente una buena cantidad de premios adicionales), los elogios no paran:
David Rooney, de The Hollywood Reporter: “Centrada en una exquisita actuación de Sally Hawkins que al mismo tiempo muestra delicadeza y fuerza, ésta es una visual y emocionalmente encantadora fantasía que seguramente será bienvenida por una audiencia hambrienta de escapismo imaginativo”.
“Es un logro inmenso, porque The Shape of Water no solamente entretiene como un cuento de hadas suntuoso, sino que refuerza la fe en la humanidad en una época en la que la tolerancia hacia otras razas, nacionalidades y amor por los valores no familiares son más que volátiles”, escribió Brian Formo, de Collider.
Para Guy Lodge, de Variety, la cinta de Del Toro es “una encantadora y excéntrica imaginación de autor que emana arte, empatía y sensualidad por todos lados, y que además ofrece más valor cinematográfico que cualquier otra oferta de los estudios de Hollywood este año”.
De los llamados “Tres Amigos” (Guillermo del Toro, Alejandro González Iñárritu y Alfonso Cuarón), al primero es al que le falta su Oscar como Mejor Director. No puedo asegurar que con The Shape of Water lo consiga (sobre todo por la reticencia que tiene la Academia de Hollywood a premiar películas del género fantástico), pero estoy seguro que en algún momento lo va a conseguir. Por ahora, llena de orgullo ver que el nuevo trabajo del creador de Cronos, Hellboy y El Espinazo del Diablo está tocando fibras sensibles con una historia que es necesaria para estos tiempos de volatilidad social y odio exacerbado en una buena parte de la población mundial. Del Toro merece ese éxito y mucho más. Enhorabuena.
caem