Bogotá, Colombia.- Tras décadas sumergida en la zozobra y de experimentar los alcances más crueles del crimen y el terror, Colombia ha sabido reinventarse como una nación moderna y ambiciosa, cuyos avances -en varios sectores- podrían ser un ejemplo en México. Pero hay un factor que destaca como la base de la recuperación del país sudamericano y que es el talón de Aquiles de nuestra fortaleza como nación: la integración y la cohesión social.
Después de padecer el infierno de la violencia del narco y de tocar fondo con el terrorismo y la guerrilla, los colombianos sabían que no tenían opción. Si querían que el país saliera adelante tenían que unirse, trabajar juntos y ponerse de acuerdo en temas fundamentales que permitieran recuperar la paz, la confianza y el camino del desarrollo. Tenían claro que la división no los llevaría a ningún lado.
Comenzó así una estrategia que buscaba crear instituciones sólidas que permitieran a la gente volver a confiar en el gobierno y respaldarlo, y lograr lo que parecía imposible: vivir en relativa paz. Todo como resultado de un largo proceso que incluyó severos controles y regulaciones, y que dio resultado.
Desde luego el narcotráfico es un problema que existe y forma parte del panorama en la actual Colombia, sin embargo, no se compara con el sangriento capítulo que el país vivió durante los años 80 y que finalizara con la muerte de Pablo Escobar.
En cuanto a la guerrilla, que dejara miles de muertos, secuestrados y desplazados, los años de diálogo del gobierno de Juan Manuel Santos con las FARC han llevado al desarme del colectivo. Hoy, a un año de la elección presidencial, ha dejado de ser un grupo guerrillero para convertirse en un partido político que aparecerá en las boletas y que gana cierto espacio entre la ciudadanía, impulsado por el desprestigio de las fuerzas políticas más añejas.
Hoy, la realidad colombiana es distinta. El gobierno ha impulsado al turismo como un motor de la economía y ha desarrollado campañas internacionales exitosas para limpiar el estigma que acompañó al país por tanto tiempo con frases tan arriesgadas como: “En Colombia, el riesgo es que te quieras quedar”. Ha trabajado intensamente en atraer la inversión extranjera, la cual ha alcanzado niveles récord en los últimos meses.
Analistas y periodistas coinciden en que el mayor reto actual en el país del café y las esmeraldas es la corrupción. Los escándalos en la Corte Suprema son noticia de actualidad, por lo que ya se solicita una consulta popular que lleve al fortalecimiento de las sanciones contra funcionarios corruptos. Cuatro millones de personas han firmado ya.
Desde luego, a pesar de las similitudes, es difícil comparar el drama vivido en Colombia durante tantos años con lo que hoy pasa en México. Pero si algo debemos tomar como lección es el ejemplo del potencial de una sociedad unida. La nuestra está tan dividida -en gran medida debido a nuestros políticos y gobernantes- que es frágil y no cuenta con la solidez que se requiere para lograr los cambios que el país necesita. Nada sucederá si no existe un compromiso y un ideal social claro. Para muestra, hay que mirar al Sur.
caem