México comienza hoy una lucha por volver a la normalidad, especialmente en los estados más afectados por el terremoto, aunque la batalla será larga porque el número de víctimas mortales sigue aumentando y ya son 65.
La cifra de muertos a causa del terremoto de magnitud 8,2 registrado la noche del jueves en México subió este sábado a 65.
Fueron 15 en Chiapas, 4 en Tabasco y 46 en Oaxaca, según el último reporte del coordinador nacional de Protección Civil, Luis Felipe Puente.
El dato coloca ya este sismo, no solo como el más potente del país desde 1932, sino como uno de los más mortíferos de las últimas décadas, lo que empujó al presidente, Enrique Peña Nieto, a decretar tres días de luto nacional.
Hay además miles de viviendas e infraestructura dañadas, 159 municipios con declaratoria de emergencia y más de 250 heridos, por lo que todos los órdenes de Gobierno se han implicado en la reconstrucción de las zonas más afectadas.
El gobernador estatal de Oaxaca, Alejandro Murat, aseguró que hoy inicia la “reconstrucción” del Istmo de Tehuantepec, y el reparto de 200.000 litros de agua.
La Secretaría de Marina (Semar) instaló un centro de acopio en su sede de la Ciudad de México para que se puedan enviar alimentos y objetos de primera necesidad a los “hermanos” de Oaxaca y Chiapas.
Ello tras el viaje del presidente Peña Nieto, este viernes a Oaxaca, donde prometió atender médicamente a la población afectada y restablecer el servicio de agua y el abasto de alimentos.
En Chiapas -en cuyas costas nació este potente terremoto que sacudió el centro y sur de la nación-, el gobernador Manuel Velasco visitó varias zonas afectadas, instalando además centros de acopio y de distribución de ayuda humanitaria.
La Comisión Federal de Electricidad (CFE) informó del restablecimiento de la electricidad en el 99 % del territorio.
No obstante, buena parte de la ciudadanía duda sobre si las autoridades sabrán aterrizar, poner en firme, toda esta buena voluntad. O si, como en tantas otras ocasiones, las promesas de ayuda y reparación solo son para la foto.
“Mi casa por dentro está destrozada. Las autoridades no han venido a hacer un censo. De ningún lado. (…) Y sigo sin agua, luz ni nada”, denunció Heriberto Sánchez desde el municipio oaxaqueño de Juchitán de Zaragoza, el más castigado por este movimiento telúrico con 37 muertos.
En esta población, de unos 100.000 habitantes, se trabaja incansablemente para volver a la cotidianeidad.
No obstante, está lejos de conseguirse. Todavía este sábado se pudieron rescatar a unas 20 familias que permanecían atrapadas en sus viviendas -más no bajo escombros- debido al sismo, según informó a Efe el director de la Unidad de Protección Civil de Juchitán, José Antonio Marín López.
“Estamos trabajando en la remoción de escombros y estamos todavía encontrando personas lesionadas, que se trasladan a lugares específicos para que sean atendidos”, relató.
La lista de desaparecidos oficial del que tiene registro la autoridad local quedó hoy a cero tras el hallazgo sin vida de un policía local que murió mientras trabajaba en el Palacio Municipal, que resultó parcialmente derruido.
No obstante, puede haber más casos de desaparecidos debido al terremoto -casos que no hayan sido denunciados por la familia-, agregó el titular de Protección Civil de Juchitán.
En 72 horas más, confió en que limpiarán todo el centro de la localidad de escombros. Ello con la ayuda de voluntarios y de la propia ciudadanía, que pasado el primer impacto hoy limpiaba y barría por su cuenta las calles.
Con los negocios abriendo paulatinamente y el agua y la luz regresando a muchos hogares, Juchitán empezó a quitarse, aunque muy lentamente, la etiqueta de localidad en estado de sitio.
De lograrlo en un breve lapso, el municipio podría convertirse en un icono nacional. Aunque las historias de terror en torno al sismo lo dificulten enormemente.
Desde Antonia, que a sus 89 años tuvo que abandonar su casa por la fuerza dejando miles de recuerdos, a la tragedia de los dueños del Hotel del Río, que perdieron en el terremoto su hermosa vivienda, su negocio y a la matriarca de la familia, Margarita.
Hasta el momento han tenido lugar 770 réplicas, que se sienten fuertemente en esta población, lo que impide bajar la guardia.
ot