Lo que parecía podría ser un año de mejores perspectivas de crecimiento de la economía de Estados Unidos, tanto el huracán Harvey como Irma y el que vendrá, José, hasta el momento parecen tener efecto importante sobre ciudades relevantes dentro de la economía americana.
El segundo trimestre del año registró en su segunda revisión una tasa de crecimiento del orden de 3.0% anual y un estimado para todo el año de 2.2%. Esto significaba que durante el segundo semestre del año era muy probable que la economía americana creciera a ritmos al menos de 2.0% anual para terminar por arriba de 2.0% en todo el año. Pero no hay duda de que las afectaciones que están viviendo en Texas y Florida tendrán efectos negativos temporales.
De acuerdo al PIB global que al cierre de 2016 creció más de 18 trillones de dólares, los 10 estados que más contribuyen al crecimiento son California, Texas, Nueva York, Florida, Illinois, Pennsylvania, Nueva Jersey, Ohio, Virginia y Carolina del Norte. Estos estados representan alrededor de 55% del crecimiento de la economía y 53% de la población total que tiene.
Si consideramos los estados de Texas y Florida, ambos afectados por los huracanes representan alrededor de 13 y 14%, si hablamos del peso sobre el PIB total y respecto a la población total. Indirectamente tienen un efecto en el intercambio comercial dentro y fuera de Estados Unidos, por lo que no hay duda de que afectarán el ritmo de actividad que venía desempeñando esta economía en 2017.
El primer dato se dio con el del jueves pasado con las solicitudes por seguro de desempleo que de niveles de 230-240 mil, pasó a 298 mil.
Si hemos comentado que el tema de una inflación “acotada” está generando una incertidumbre para los miembros de la Fed, ahora debemos de sumar que la creación de empleos promedio de 173 mil en los últimos 12 meses pudiera afectarse al menos este tercer y cuarto trimestre del año. Con ello, las dos variables importantes para la decisión de la Fed se encuentran en un momento de poca presión para hacer una política monetaria más restrictiva.
Actualmente, los futuros de la Fed en el mercado muestran que pudiera ser hasta junio-septiembre de 2018 cuando pudieran volver a mover tasas de interés. Por ello, es altamente probable que la Fed mantenga sin cambio la tasa de interés en 1.25%. Los mercados se están adelantando a este hecho. El bono a 10 años, el más líquido, se ubica en 2.05%, y en el año acumula una baja de 33 puntos base.
Para esta próxima reunión de la Fed este 19 y 20 de septiembre, la pregunta es si será el momento para ir definiendo el programa de “reducción de su balance”, montos, tiempos, nodos de la curva, etcétera o, bien, valdría la pena esperar el desenlace de estos eventos naturales y, en su caso, estarlo definiendo hacia finales de año.
Por lo pronto, este escenario es el que ha tenido al dólar cediendo terreno frente a las divisas en general. Por ese lado, no vemos con claridad por qué se tuviera que fortalecer en el corto plazo, a menos que los riesgos geopolíticos como el de Corea del Norte o resultados sorpresivos de las elecciones próximas en Alemania generarán una demanda por el billete verde.
caem