Menores con fracturas, cortaduras y quemaduras, pero principalmente, víctimas de abuso sexual, se encuentran en el Centro de Estancia Transitoria para Niños y Niñas de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJ-CDMX). Ésta es una tendencia observada en los últimos dos años.
Se trata de infantes que fueron maltratados en la mayoría de los casos por sus padres, y que el Ministerio Público canalizó a dicho albergue mientras se realizan las investigaciones correspondientes.
Durante medio año o un año, período que dura el proceso legal, los pequeños reciben atención especializada de psicólogos, pedagogos, nutriólogos y médicos, entre otros; y no dejan de ir a la escuela.
Durante un recorrido al albergue realizado por 24 HORAS, María Elena Martínez, titular de éste, afirmó que “la gran mayoría de los menores que ingresan al centro son por omisión de cuidados y por lesiones; pero en los últimos dos años existe un constante acceso de niños víctimas de abuso sexual”.
De acuerdo con Martínez, hay un promedio de 65 niños al día en el albergue y el objetivo es que tengan un desarrollo óptimo en la estancia transitoria.
Por separado, María de los Ángeles López Peña, subprocuradora de Atención a Víctimas del Delito y Servicios a la Comunidad, informó a 24 HORAS que “la violencia (física o verbal) en los niños es ejercida por sus cuidadores: papá o mamá o ambos. Y en algunos casos por la pareja sentimental del padre o la madre”.
Por ello, el Ministerio Público retira del núcleo familiar al menor y lo ingresa al centro, con el fin de evitar que tenga contacto con sus agresores.
Sin embargo, la subprocuradora aclaró que durante el proceso legal, el centro busca que los infantes sean reintegrados a la familia, pero mediante un integrante alterno (sano), como tíos, abuelos o primos.
“De no ser posible el objetivo primordial del centro, que es la integración del menor a su núcleo familiar, se busca una familia ajena o una instancia del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF)”, puntualizó.
Elementos observados en casos confirmados:
Diferencia de edad. El agresor es mayor que la víctima, aunque también sea menor de edad.
Estrategias empleadas. Coacción, uso de la fuerza, sorpresa, seducción, engaño, manipulación, chantaje y amenazas.
Conductas sexuales. Proposiciones verbales, exhibición de órganos genitales, caricias o peticiones sexuales, mostrar películas o imágenes pornográficas y sexo. Basta con que esto suceda una ocasión para considerarse abuso sexual.
Alerta
Conductas sospechosas que obligan a poner mayor atención al menor:
Dolencias en distintas parte del cuerpo, por ejemplo, la cabeza y el estómago.
Aislamiento, tristeza o depresión; ira o rebeldía.
Agitación o incapacidad para concentrarse.
Miedo intenso e irracional a situaciones o a personas.
Comportamiento sexual y lenguaje no apropiados para la edad.
Rendimiento escolar bajo.
Uso de alcohol o drogas.
Agresividad, e incluso, autodañarse físicamente.
Moretones, enrojecimiento y costras, principalmente alrededor de los genitales.
Infecciones del tracto urinario.
Fuente: Unicef
Albergue temporal de la PGJ
En promedio hay 65 menores al día, de los cuales:
33 son niños
32 niñas.
12 son de lactancia.
caem