La biblioteca ‘española’ de 6 mil volúmenes que reunió Mario Benedetti en sus largos años de exilio en España y que donó en 2006 a la Universidad de Alicante (este), contiene más de mil dedicatorias manuscritas de algunos de los principales escritores de la segunda mitad del siglo XX.
Esta prolífica biblioteca personal proviene de su domicilio de la madrileña calle Ramos Carrión y está depositada en el Centro de Estudios Literarios Iberoamericanos Mario Benedetti de la universidad alicantina, institución que ha completado la catalogación y ha digitalizado 250 del millar de dedicatorias que acopió durante más de tres décadas.
A un día de cumplirse 97 años de su nacimiento, mañana día 14, la directora del centro, Eva Valero, desveló a Efe que algunas de esas líneas están firmadas de puño y letra por figuras tan universales como Rafael Alberti, quien dibujó la portada del recopilatorio de poemas “Con Nicaragua” y le escribió: “Al grande y valiente escritor Mario Benedetti, con un gran abrazo” (1985).
También las hay de los españoles como José Luis Sampedro, que en “La vieja sirena” puso “Con un gran abrazo triunfalmente tercermundista de su amigo”, o Manuel Vázquez Montalbán, que le escribió en un ejemplar de “La rosa de Alejandría” el enigmático “A Mario desde una común pasión por no sé qué”.
“Para mi querido Mario, un gran abrazo en Granada”, le dirigió el guatemalteco Augusto Monterroso en abril de 1987 al regalarle “Cuentos”.
Y hay otras dedicatorias de los nicaragüenses Sergio Ramírez y Ernesto Cardenal, del argentino Juan Gelman, el mexicano José Emilio Pacheco, el chileno Nicanor Parra, el salvadoreño Roque Dalton, el ecuatoriano Jorge Enrique Adoum, el uruguayo Carlos María Gutiérrez, el chileno Gonzalo Rojas y los cubanos Eliseo Diego y Roberto Fernández Retamar.
Gelman es una de las presencias más destacadas en la biblioteca con veinte libros y firmas tan cariñosas como en “Anunciaciones” (1980): “Para Luz y Mario, con el cariño cada vez más ancho, la amistad cada vez más honda y la admiración cada vez más profunda”.
Otro de los más sentidos es el cubano Fernández Retamar que dedica “A Mario, viejo, querido hermano, este viejo viejo librito, y el abrazo de siempre”, en “Idea de la Estilística” (1979), y en “Algunos Usos de Civilización y Barbarie” plasmó: “A Mario, que ya leyó estos papeles, ahora retrabajados, pero no el prólogo, donde aparece a cada rato, para alegría de su hermano. Roberto. Abril 94”.
En estas dedicatorias se ve rápido la “relación de amistad profunda” de este grupo poético “cohesionado anímicamente” y afín a las izquierdas latinoamericanas, donde cada uno tiene un estilo, según Valero.
Otros muchos autores se cuentan entre los que dedican ejemplares a Benedetti, como el chileno Antonio Skármeta, los argentinos Néstor García Canclini, David Viñas, Tomás Eloy Martínez, Antonio di Benedetto y Mario Paoletti (su biógrafo), el colombiano Álvaro Mutis, el uruguayo Daniel Viglietti, la nicaragüense Claribel Alegría o el italiano Antonio Tabucchi.
En España, José Manuel Caballero Bonald, José María Guelbenzu, Manuel Vicent, Rosa Montero o Soledad Puértolas.
Y no solo de escritores, ya que en su biblioteca también hay una dedicatoria del exentrenador de fútbol argentino del Real Madrid Jorge Valdano, que le escribió en 2002 tras la solapa de “El miedo escénico y otras hierbas”: “Maestro, otro poco del infinito fútbol, con el afecto y admiración de siempre”.
También hay un ejemplar firmado de “Una gloria vitalista”, del actor Paco Rabal, con la cariñosa y explícita dedicatoria “Si Paco fuese mujer, estaría enamorado de ti” (28/5/97).
La biblioteca española de Benedetti, la segunda tras la de su residencia en Montevideo, contiene libros de literatura, revistas y un apartado general con ejemplares de antropología, cine, economía, sociología e, incluso, fútbol.
El vínculo de Benedetti con la Universidad de Alicante se produjo entre 1990 y 2003, periodo en que la visitó una decena de ocasiones, la más destacada en 1997, cuando se le organizó un congreso internacional de su obra y se le concedió un doctorado Honoris Causa. EFE
aarl