Es un hombre que deambula por las calles del Centro de Juchitán, a un lado de lo que queda del Palacio Municipal.

 

Al parecer todo el mundo lo conoce, pero muchos no le hacen caso, o lo ignoran. Es un adulto mayor, con una Biblia bajo el brazo, anuncia el fin del mundo.

 

Su presencia cobra fuerza, luego el poderoso terremoto que sacudió el sur de México el pasado 7 de septiembre y afectó a las 9 secciones en las que se divide Juchitán.

 

En medio de escombros y tierra, sujeta su libro con la mano y pronuncia un sermón de contenido moral y religioso. Los predicadores son comunes en la mayoría de las culturas.

 

Este señor asegura que las guerras, accidentes, catástrofes de la naturaleza como los sismos, plagas o signos raros en el cielo son señales de que algo anda mal.

 

Este hombre,  que no se cansa de hablar, si dirige a todos y a nadie, no tiene público, pero ni eso lo hace callar. Diariamente como si cumpliera una jornada se ubica en el mismo sitio y sermonea a quien lo escuche.

 

De acuerdo a Catholic.net,  “para comenzar, en las Escrituras nunca hablan del “fin del mundo”, sino del “fin de los tiempos”.

 

En su página web, esta organización señala que en también se encuentran muchas expresiones que se refieren al “fin del tiempo”, “día de Yavé”, “día del Juicio”, “el día”, «la Venida de Cristo», “la resurrección final”, “la Parusía”, “la llegada del Reino de Dios”. Son todas ex-presiones que indican este “fin del tiempo”.

 

Señala que la Biblia, hablando del fin del mundo, siempre dice que debemos estar preparados. Aunque no sabemos la fecha, ni el día. Pero mientras eso sucede el predicador sigue ahí, alertando a la población.

 

dca