Tras el fuerte sismo que ayer sacudió a la Ciudad de México, decenas de personas se dieron a la tarea de ayudar en los diversos puntos donde ocurrieron derrumbes, lo mismo para recoger escombros como para intentar tranquilizar a quienes sufrieron crisis nerviosas.

 

Aunque la ayuda comenzó desde la tarde, luego de que ocurrió el sismo de 7.1 grados Richter, por la noche todavía se podían observar cadenas humanas sobre Calzada de Hueso y calle Las Brujas, en la colonia ex Hacienda Coapa, que trabajan como si fueran hormigas: usando cubetas para retirar las piedras y tierra que salía de los lugares siniestrados.

 

Eran alrededor de 300 personas, entre voluntarios y familia de los niños atrapados, se organizaban para retirar escombros y buscar a los menores. En la calle Arco, fraccionamiento Los Girasoles, en la misma zona, se encontraban unas 200 personas en las calles, luego del colapso de un edificio.

 

En medio de un clima de solidaridad, los ciudadanos se unieron también a uniformados que trabajaban con palas y picos en diferentes puntos, todos trabajando contrarreloj y con el objetivo de rescatar a gente con vida.

 

En la calle Monterrey con Viaducto Miguel Alemán, una de las principales arterias de la ciudad, un edificio de al menos cuatro plantas se derrumbó por completo.

 

José Angel Quimber, un vecino de la zona, fue de los primeros en acudir al rescate. El edificio “tenía cuatro pisos, este edificio y en lo que estuve yo, ayudamos a salir a dos persona heridas y a dos fallecidos”, lamenta.

 

Lleno de polvo, José Rangel contempla ahora las labores de rescate; también fue de los primeros en llegar a este derrumbe.

 

“Sacamos escombros y hacemos fila, y cuando te piden silencio te quedas callado. Si se escuchan aplausos, se abre el paso” para sacar a la persona, explica el joven.