Una vez más se hace el silencio; un cuerpo es rescatado e inmediatamente lo pasan a una unidad móvil del Servicio Forense para su identificación y aviso a familiares. En el edificio de departamentos ISSSTE Tlalpan continúan los trabajos para remover escombros y la gente espera noticias de sus seres queridos.
“No me importa cómo estén, lo que queremos es que los encuentren y nos los entreguen”, es el clamor de los familiares de las víctimas del sismo del martes pasado y a quienes con altavoces les solicitan acudan a reconocer a sus hijos, hijas, tal vez esposas o amigos.
Abatido y acompañado por su madre y su hija, un hombre comenta en un tono de voz muy bajo que ya encontraron a sus tres familiares; no dice su nombre y se retira, pues nadie quisiera ser protagonista de este terrible suceso.
Un camarógrafo de profesión que vivía en el edificio colapsado espera impaciente informes su esposa y dos hijos. Por momentos, suplica a los rescatistas que lo ayuden a encontrar a su familia, compañeros del gremio lo abrazan y tratan de consolarlo.
En el momento en que los rescatistas recuperan a otra persona, el profesional de la lente brinca la valla y corre hacia ellos; los elementos de seguridad ni siquiera lo detienen, le permiten llegar hasta la morgue móvil. Sólo quiere saber qué pasó con su gente.
Antes, otra persona rescatada fue llevada de largo hasta una ambulancia, cuya sirena cantaba que hoy como nunca, hay esperanza de vida, de alguien que se aferró a este mundo, que tuvo otra oportunidad tras verse enterrada bajo toneladas de escombros.
Alguien que prefirió omitir su nombre comentó que en el momento del terremoto del martes pasado, su madre estaba en el departamento del multifamiliar; ahora no sabe si el cuerpo de su progenitora podría ser rescatado.
Dijo que un Topo llegó hasta lo que debería ser una habitación de su vivienda, la cual había descrito hasta el cansancio; pero luego de las maniobras, lo que se encontró fue la habitación de la vecina, la que vivía en el cuarto piso, es decir, arriba de su departamento.
Aunque muchos no se resignan, los familiares que hacen guardia a la espera de noticias de su gente sólo tienen la esperanza de identificar a sus familiares para darles una sepultura digna; no quieren dejarlos ahí, entre esas toneladas de escombros que antes fueron su hogar y que hoy son nada.
JJB