El jefe de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), Chuck Rosenberg, renunció hoy a su cargo que ocupaba de manera interina desde mayo de 2015 y desde el que lideró una fuerte campaña para luchar contra el creciente abuso de analgésicos y heroína.

 

La renuncia se hará efectiva el 1 de octubre, indicó a Efe una portavoz de la DEA.

 

La portavoz rechazó indicar las razones por las que Rosenberg ha decidido apartarse de la DEA, aunque el diario The Washington Post apunta a desacuerdos durante los últimos meses con el Gobierno del presidente, Donald Trump, y especialmente con el fiscal general, Jeff Sessions, encargado de supervisar a la DEA.

 

En concreto, según el diario capitalino, Sessions y Rosenberg tienen diferentes visiones sobre la Mara Salvatrucha (MS-13), una pandilla que ha convertido a El Salvador en uno de los países más violentos del mundo y a la que Sessions declaró la guerra con la promesa de descabezar a la banda con una fuerte ofensiva policial.

 

Sessions quiere que la lucha contra la Mara Salvatrucha sea una prioridad, mientras que, durante años, la DEA ha dedicado recursos a luchar contra los carteles mexicanos, como el de Sinaloa o Juárez, quienes han sido señalados como una creciente amenaza en los últimos informes de la agencia.

 

Para despedirse, Rosenberg envió hoy un correo electrónico a los aproximadamente 5.000 agentes que tiene la DEA repartidos en 69 países, incluidos Colombia, Ecuador, Argentina, España y Alemania.

 

“Los barrios en los que vivimos son mejores por su compromiso con el imperio de la ley, su dedicación a la causa de la justicia y la perseverancia frente a la adversidad”, escribió a sus agentes Rosenberg, quien añadió: “Seguirán haciendo grandes cosas y seguiré arraigado a ustedes, ahora desde el banquillo”.

 

Rosenberg saltó a las portadas de los periódicos a finales de julio, cuando, en respuesta a unos comentarios de Trump, envió un memorándum a sus empleados y les pidió que actuarán siempre “con honor” y conforme a los “estándares más alto” cuando trataran a sospechosos de actos criminales.

 

Contestó así a unos comentarios que profirió Trump en Nueva York frente a un grupo de agentes, a los que dijo que no deberían ser “demasiado amables” cuando arresten a “gamberros”.

 

En su memorándum, titulado “Quiénes somos”, Rosenberg explicó a los agentes por qué estaba contradiciendo a Trump: “Escribo porque tenemos la obligación de hablar cuando algo está mal. Eso es lo que hacen las fuerzas del orden. Eso es lo que ustedes hacen. Arreglar cosas. Al menos, eso intentamos”.

 

Por el momento, no está claro quién será el encargado de reemplazar a Rosenberg, aunque fuentes conocedoras de las discusiones internas de la DEA citadas por The Washington Post apuntan al coronel Joseph R. Fuentes, el jefe de la policía estatal del estado de Nueva Jersey.

 

Rosenberg sustituyó en mayo de 2015 al frente de la DEA a Michele Leonhart, administradora entre 2007 y 2015 y quien tuvo que dimitir tras desvelarse que varios agentes de la Agencia Antidrogas participaron en “fiestas sexuales” con prostitutas en Colombia.

 

Antes de llegar a la DEA, Rosenberg era el jefe de gabinete del entonces director del Buró Federal de Investigaciones (FBI), James Comey, a quien Trump despidió en mayo supuestamente con el objetivo de dificultar la investigación que lideraba sobre los posibles vínculos entre Rusia y miembros de su campaña presidencial.

 

Cuando llegó a la DEA, Rosenberg trajo consigo a algunos agentes del FBI que formaban parte de su círculo más cercano.

 

Rosenberg lideró una fuerte campaña para luchar contra el consumo y el tráfico de analgésicos, unos medicamentos con altos índices de adicción entre los estadounidenses y que ha provocado un preocupante aumento del consumo de heroína, mucho más barata que los medicamentos en el mercado negro.

 

En los últimos diez años, el número de muertes por sobredosis se ha casi cuadruplicado en EE.UU. debido, en parte, a los opiáceos.

 

Bajo el Gobierno del expresidente George W. Bush (2001-2009), Rosenberg trabajó como fiscal en el tribunal del distrito oeste de Texas y en el del distrito este de Virginia. EFE

 

aarl