La artista Leonora Carrington luchó siempre por vivir una libertad excepcional, al interior de su ser y a través de su existencia, y “tal vez por ello muchas personas se sienten atraídas por su historia”, afirmó su hijo, Gabriel Weisz, al dar lectura a su texto “El centenario de Leonora Carrington”.
Lo anterior, durante la inauguración del “Coloquio Homenaje a Leonora Carrington en su Centenario”, organizado por la especialista Luz Elena Gutiérrez de Velasco en la sede de El Colegio de México (Colmex), acto en el que puso en relieve la trascendencia de esa artista plástica dentro del arte y la cultura de México y el mundo.
Ante la presencia de la presidenta del Colmex, Silvia Giorguli Saucedo, entre otras personalidades, hizo referencia a versiones sobre la vida de la artista surrealista que se demeritan por sí mismas.
“Circulan diversas novelas, por llamarlas así, supuestamente biográficas que se concentran particularmente en el escándalo y por convertirla en una mujer asediada por apetitos sexuales insaciables; cada una de estas cronistas de su historia, sólo buscan resolver su propia sexualidad a partir de lo que imaginan conocer de la vida de Leonora”, dijo.
Pero lo peor, subrayó ante el público presente, es cuando deciden ligar su capacidad creatividad a la inspiración que pudo tener de esos amoríos, como si ella misma fuera incapaz de resolver su propia creatividad sin la participación masculina.
“Me parece una pérdida de tiempo dedicarse a estas incursiones, porque limitar la libertad de otra persona significa el jamás poder alcanzar la propia”, añadió Weisz.
Anotó que lo que pocas veces ha presenciado es un trabajo sobre sus habilidades creadoras y los logros internacionales que Carrington obtuvo en su pintura, escultura, bordados, cerámica y narrativa, entre las numerosas manifestaciones a las que dedicó su vida. “Su arte representa una explosividad del mundo imaginario, por ello es tan difícil de copiar y falsificar”.
Abonó que durante su vida, su madre tejió una delicada filigrana con el abundante mundo de leyendas y mitos que tanto la fascinaron y que fue integrando en su propio lenguaje plástico, en el que invocaba también figuras visionarias que aparecían espontáneamente, y de hecho, la habitaban.
“Por eso, cada cuadro de la hoy homenajeada es producto de una conversación visionaria”, señaló.
Refirió que muchas veces se toman aspectos falsos o verdaderos de la vida como un dispositivo hermenéutico para dar cuenta del sentido de su obra, cuando ciertamente hay una relación sutil entre una y otra, pero no una dependencia entre la vida y la obra creada, “a no ser que hablemos de vivir la creación, que es un asunto muy distinto”, concluyó el hijo de la artista plástica recordada en su centenario.
En el mismo acto inaugural, Luz Elena Gutiérrez de Velasco recordó una actividad que compartió con la homenajeada, un taller que dio en el Colmex y en el que “creo que todas aprendimos mucho de Carrington, quien discutía con nosotras y aportaba a sus ideas”, y dijo tener fresca en su memoria su fuerza, constancia, valentía y muy original manera de vivir la vida.
dca