Se quiera o no, la carta firmada por los tres aspirantes presidenciales Rafael Moreno Valle, Margarita Zavala y Silvano Aureoles, le movió el tapete a los dirigentes de los partidos que conforman el llamado Frente Ciudadano por México (PAN, PRD y MC).
Los tres pidieron una consulta abierta a la población como método para elegir al candidato presidencial frentista.
El propio Miguel Ángel Mancera, quien no firmó el documento, pero estuvo de acuerdo en sus términos, declaró hace unos días que pedía una elección abierta.
Así que, si cuatro de los ocho aspirantes –por cierto, salvo Aureoles, los más fuertes y con mayor presencia mediática- piden una consulta ciudadana, tanto Ricardo Anaya, Alejandra Barrales y Dante Delgado deberán pensarlo muy bien antes de rechazar la petición.
En el método de selección, primero, y después en el nombre del candidato, está la posibilidad de triunfo del Frente.
Ni el PRD ni el PAN, y mucho menos el Movimiento Ciudadano, pueden aspirar, por sí solos, a ganar la Presidencia en 2018.
La sociedad entre el PRD y el PAN les ha ganado buenos dividendos sobre todo en elecciones estatales, pero si no hay un acuerdo en el método de selección, entonces ésta podría fracturarse a favor del PRI.
Lo curioso de todo esto es que las dirigencias del Frente reaccionaron justo como Moreno Valle había previsto.
Por su lado, Barrales aseguró que no es momento de hablar del método, sino de concretar el documento rector del Frente, su proyecto de nación, pues.
Mientras el secretario general del PAN, Damián Zepeda, aseguró que la petición de los tres será tomada en cuenta a la hora de la definición del método, pero que buscarán uno “que sea democrático’’ y que esté blindado contra la intervención del Gobierno federal y los gobernadores priistas.
¿O sea…?
Si Mancera no firmó el documento no fue por falta de ganas, sino porque el temblor del 19 de septiembre le cambió los planes.
Mal se hubiera visto el jefe de Gobierno de la Ciudad de México pidiendo una elección abierta del candidato presidencial frentista con el tiradero que dejó el sismo.
Esto no significa que Mancera esté descartado, sino que primero tratará de dejar en orden el proceso de reconstrucción de las zonas dañadas de la ciudad y después a lo que sigue.
Dos tarjetas de débito con una suma total de 120 mil pesos será la aportación del Gobierno federal para quienes perdieron su vivienda con los sismos del 7 y 19 de septiembre en Oaxaca.
Y aunque la cantidad parece poca, de acuerdo a las estimaciones de la Sedatu, alcanzará para la edificación de una vivienda de 45 metros cuadrados con dos recámaras, una cocina, una sala y un baño.
Habrá quienes reclamen que su casa medía 250 metros cuadrados o más, pero no se puede desdeñar la ayuda federal, y menos el hecho de que en menos de un mes se haya podido aplicar un método de respuesta mediata.
Lo que no se ha concretado es la oferta para que los propios habitantes que se dediquen a la edificación de sus casas tengan una iguala temporal, lo que también resultará en una ayuda para la reactivación económica.
caem