Margarita Zavala envió a sus voceros a declarar que estaba casi casi a punto de renunciar al PAN para enlistarse como candidata presidencial independiente.

 

Ella, coincidentemente, se encontraba “fuera de la ciudad’’, por lo que será hasta hoy que fije una posición al respecto.

 

Y aunque muchos ya la dan por renunciada, hay muchas posibilidades de que eso no ocurra y decida competir en una interna dentro del propio PAN.

 

Ello depende de muchos escenarios.

 

Ser independiente le costará a Zavala recolectar nada más 864 mil 536 firmas, con todo y copia de la credencial de elector, en al menos 17 estados.

 

La tarea parece fácil, pero no lo es.

 

Primero porque en cada aparición pública, Zavala es acosada y acusada de complicidad con su esposo, el ex presidente Felipe Calderón, a quien un amplio sector de la sociedad sigue responsabilizando por la violencia desatada a partir de la guerra declarada al crimen organizado.

 

Recolectar esas firmas implica también un gasto millonario; como ya se ha visto, incluso El Tronco, perdón, El Bronco Jaime Rodríguez, que supuestamente se registra mañana, tiene que recurrir al pago de operadores para que recaben ese número de firmas.

 

El Tron…, perdón, El Bronco se ha diferenciado de Zavala, dispone de una cartera de recursos para financiar lo que será una fracasada aventura.

 

El futuro de Zavala también depende de la reunión que previsiblemente tendrá hoy con Ricardo Anaya –incluso la reunión pudo darse ayer por la noche-, en la que pediría garantías para competir… o un cargo de consolación si pierde.

 

Anunciar que “estaba a punto de irse’’ funcionó como una estrategia mediática que obligó a la nomenklatura del PAN a abrirse.

 

Compró tiempo; el mismo que hoy le podría servir para decir que siempre no, que mejor se queda.

 

Ya veremos.

 

 

 

Ahora que los partidos políticos decidieron renunciar de palabra –falta en los hechos-, al financiamiento público, vale la pena preguntar si en realidad necesitan ese dinero para sus campañas en 2018.

 

Se estima que el gasto total de la elección federal del próximo año sumará entre 45 mil y 52 mil millones de pesos, contando el presupuesto para partidos políticos, para el INE, la Fepade, para el Tribunal Electoral Federal y los tribunales locales y para los Organismos Estatales Electorales (OPLES).

 

Perooo, los partidos políticos tienen además la inconmensurable suma de casi 55 millones de spots que, de acuerdo al cálculo del INE, serán transmitidos en radio y televisión el próximo año.

 

El costo de estos 55 millones de spots es cercano a los 60 mil millones de pesos.

 

Si ya tienen asegurada esa cantidad de dinero público en tiempos oficiales, ¿para qué requieren más dinero?

 

 

 

El martes pasado, durante la votación para la elección del presidente del Ifetel, la senadora panista Marcela Torres Peimbert hizo un escándalo al acusar al senador del Verde, Gerardo Flores, y a personal de asuntos parlamentarios de sembrar votos a favor de Gabriel Contreras, que fue reelecto.

 

La acusación de Torres Peimbert obligó a los coordinadores parlamentarios a revisar el video de la votación; se concluyó que no hubo nada irregular.

 

Incluso el coordinador de los senadores panistas, Fernando Herrera, dijo a manera de justificación que se había “tratado de una confusión’’.

 

Ayer se esperaba de Torres Peimbert ofreciera una disculpa pública a los senadores, y más señaladamente a quienes había acusado de mapaches.

 

No lo hizo; y no le importó dejar manchado al Senado con el cochambre de la duda social, que no se quita.

 

 

caem