WASHINGTON. Al contrario de lo que se creía, la anestesia epidural no prolonga la segunda fase del parto, por lo que los obstetras podrían optar por mantener su uso durante todo la intervención para reducir los dolores del alumbramiento sin miedo a demorar el procedimiento, según un estudio divulgado hoy en EU.
Estas son la conclusiones de un estudio llevado a cabo por expertos del Centro Médico Beth Israel Deaconess de Boston (BIDMC, por sus siglas en inglés), que fueron publicadas en la revista científica “Obstetricia y Ginecología”.
La epidural suele inyectarse por medio de un catéter durante el parto, pero generalmente los médicos prefieren reducir o interrumpir la dosis durante la última fase, que es aquella que comienza cuando el cuello uterino está completamente dilatado y termina cuando el bebé termina de nacer, por creer que prolonga el procedimiento.
El estudio se llevó a cabo con un grupo de 400 madres primerizas sanas. A todas ellas se les suministró el anestésico en la primera fase del parto, pero solo a la mitad se les inyectó durante la segunda, mientras que el resto recibió un placebo.
El estudio concluye que la duración de la segunda fase del parto fue similar entre ambos grupos, siendo de 52 minutos entre las mujeres que recibieron la epidural, y de 51 entre aquellas a las que se les suministró el salino, lo que supone una diferencia del 3,3 %.
“Encontramos que el cambio de la anestesia epidural por un placebo no tuvo ninguna incidencia en la duración de la segunda fase del parto”, declaró uno de los responsables del estudio, el director de Anestesia Obstetricia del BIDMC y profesor asociado de Anestesia y Obstetricia de la Escuela de Medicina de Harvard, Philip E. Hess.
El uso de la anestesia epidural durante el parto ha sido un recurso habitual desde los años setenta con el fin de reducir los dolores inherentes al parto.
Durante la investigación, las mujeres que sufrían dolores excesivos recibían una dosis no ciega del activo anestésico si el médico lo consideraba oportuno.
En 38 de los casos los obstetras optaron por interrumpir el uso del anestésico debido a problemas en el parto. De estos casos, 17 se dieron en mujeres que estaban recibiendo el placebo.
“El doble de las mujeres que recibieron el placebo indicaron una menor satisfacción que aquellas a las que se les suministró el anestésico”, concluyó Hess.
Asimismo, el estudio descarta que el uso del citado combinado de anestésicos tenga efectos sobre las tasas de parto o episiotomía, la posición del feto o cualquier otro indicador sobre el bienestar del bebé.
JMSJ