Mañana vence el plazo legal para que la Cámara de Diputados apruebe la Ley de Ingresos y la envíe a la Cámara de Senadores, donde tienen 11 días para darle el visto bueno a la manera en que el Estado obtendrá recursos el próximo año.
Ya vendrá después la obligación exclusiva de los diputados de determinar cómo se gasta a lo largo de 2018 en el presupuesto de egresos.
Durante muchos años, desde aquellos días en que el PRI opositor hacía manita de puerco al gobierno panista con el paquete económico, la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos han salido en tiempo y forma. Incluso ha habido votaciones unánimes, lo que claramente es todo un acontecimiento en este país.
Pero dentro de esa responsabilidad hacendaria hay algunos paquetes más difíciles que otros y sin duda que el de este año tiene más complicaciones que muchos análisis presupuestales anteriores.
De entrada, no importa si el diseño del paquete económico que presentó la Secretaría de Hacienda fuera impecable, todo cambió con los sismos de septiembre. Y de paso por más impoluto que resulte el trabajo fiscal del Gobierno federal, al frente de esos trabajos está un prospecto de candidato presidencial y por lo tanto para la oposición es blanco de ataques.
Como eso del populismo está visto que es tanto de las derechas como de las izquierdas, vemos cómo nos plagamos de propuestas de los más conservadores para bajar impuestos, aumentar los gastos.
Iniciativas que suenan bien bonito en los oídos de los electores, pero que saben perfectamente bien sus promotores que serían contraproducentes para las finanzas públicas.
¿Cómo golpear al secretario de Hacienda, cuando le han buscado por todos lados y no le encuentran un solo negativo? Fácil, con los impuestos.
Que bajen la tasa del Impuesto Sobre la Renta a los que ganan hasta diez mil pesos, que bajen los impuestos a las empresas, que se subsidien las gasolinas, que el gobierno gaste más en todo y en todos.
La necesaria reasignación de recursos para la reconstrucción será también miel para las moscas políticas que buscarán enarbolar las mejores causas para sacar un beneficio personal. Ahí a quién más hay que cuidarle los cabildeos y los votos es a los gobernadores y alcaldes de los estados más afectados.
Hoy no es tan fácil distinguir si estas propuestas vienen de la derecha o de la izquierda, la mimetización de los políticos mexicanos que quieren el poder a cualquier costo puede estar inspirada lo mismo en Donald Trump que en Nicolás Maduro.
O lo que es peor, hay posturas que están más inspiradas en Luis Echeverría y José López Portillo. Así que además de populistas son actitudes arcaicas.
Por eso es que si bien no parece haber amenazas reales para la integridad y congruencia financiera del paquete económico para 2018, sí promete generar un ruido político-electoral que no han tenido los otros paquetes económicos aprobados durante esta administración.
Un buen indicador será ver la manera como mañana sale de la Cámara de Diputados la Ley de Ingresos.
caem