La defensa del indocumentado mexicano que en 2015 mató de un tiro a una mujer en San Francisco, un caso que generó enormes críticas a las llamadas “ciudades santuario“, alegó hoy al iniciarse el juicio que el acusado no disparó intencionadamente.
José Inés García Zárate, de 54 años e identificado inicialmente como Juan Francisco López Sánchez, enfrenta desde hoy un juicio que le podría representar cárcel de por vida.
El abogado defensor, Matt González, dijo a los medios que existe un vídeo que ayudará a demostrar que la muerte de Kathryn Steinle, de 32 años, fue accidental, aunque explicó que las imágenes fueron tomadas “desde aproximadamente un cuarto de milla y no son claras”.
“Él no sabía que el objeto que tenía en sus manos era un arma”, dijo hoy a la audiencia el defensor, quien afirmó que el inmigrante, originario de Guanajuato (México), “no tiene responsabilidad criminal”.
Según la fiscalía, el 1 de julio de 2015, López Sánchez hizo tres disparos, uno de los cuales rebotó en el suelo e hirió mortalmente en la espalda a Steinle, cuando paseaba con su padre por el Muelle 14, un lugar turístico de San Francisco.
García Zárate, que se declaró no culpable de la acusación de asesinato en segundo grado, alegó que había encontrado el arma, que había sido robada solo unos días antes,envuelta en una camiseta bajo un banco en el muelle.
La muerte de Steinle tuvo un fuerte impacto en la opinión pública estadounidense, terminó convertida en un tema de campaña en las elecciones presidenciales de 2016 e incluso se considera uno de los factores que contribuyó al triunfo del actual presidente Donald Trump.
El caso se asoció entonces con el laxo control de la inmigración ilegal y produjo duras críticas a las políticas de “ciudades santuario”, como se conoce a aquellas en las que las autoridades locales no colaboran con los requerimientos de las agencias federales de inmigración.
En unas declaraciones previas al inicio del juicio, el abogado González anunció hoy que igualmente buscará demostrar que la pistola, una Sig Sauer calibre 40, se dispara fácilmente, algo que en audiencias preliminares la fiscalía refutó con la declaración de un experto.
En el momento de la muerte de la joven, el indocumentado gozaba de libertad condicional en Texas y en su historial constaban siete delitos graves.
En 1993 fue condenado tres veces en el estado de Washington por posesión de heroína y elaboración de narcóticos.
Luego de otra condena por drogas y de cumplir un período en la cárcel, esta vez en Oregón, las autoridades de inmigración lo deportaron en junio de 1994.
No obstante, regresó y fue condenado dos años después por posesión de heroína en el estado de Washington y deportado por segunda vez, en 1997.
El 2 de febrero de 1998 fue deportado por tercera vez.
Seis días después lo detuvo la Patrulla de Fronteras y un juez federal lo condenó a cinco años y tres meses de prisión por reingreso no autorizado al país.
En 2003 ocurrió su cuarta deportación. Sin embargo, reingresó al país a través de la frontera con Texas y fue detenido nuevamente por autoridades federales.
Luego de estar en la cárcel, volvió a ser deportado en junio de 2009.
Tres meses más tarde, López Sánchez fue capturado nuevamente intentando cruzar la frontera en Eagle Pass, Texas, y se declaró culpable del grave delito de reingreso.
El 26 de marzo de 2015, por requerimiento del Departamento Alguaciles de San Francisco, la Oficina de Prisiones (BOP) lo entregó a las autoridades de esa ciudad por una orden de arresto por drogas.
La orden era de 20 años atrás, por lo que las autoridades de San Francisco no la hicieron cumplir.
El Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) emitió una orden de retención pidiendo que fuera mantenido en custodia para que las autoridades de inmigración lo pudieran detener.
No obstante, debido a que San Francisco se acoge a las políticas de “ciudad santuario”, las autoridades de la ciudad no cumplieron con la solicitud del ICE y lo dejaron en libertad el 15 de abril de 2015.
caem