Washington. – Los dos mil 891 documentos relacionados con el asesinato del presidente John F. Kennedy, dados a conocer la víspera, revelaron pocos detalles que arrojen nuevas pistas sobre el magnicidio 54 años atrás del primer mandatario católico de Estados Unidos.
Algunos de los documentos dados a conocer de manera electrónica por los Archivos Nacionales parecieron en cambio avivar las teorías de la conspiración en torno al asesinato de Kennedy a manos de Lee Harvey Oswald.
Uno de estos se refiere a un memorando escrito por el entonces director del FBI, J. Edgard Hoover, con fecha del 24 de noviembre, dos días después del asesinato, sobre una alerta recibida por el Buró Federal de Investigaciones sobre una potencial amenaza contra la vida de Oswald.
“Notificamos de inmediato al jefe de la policía (de Dallas), y él nos aseguró que Oswald tendría suficiente protección. Esta mañana llamé al jefe otra vez advirtiéndole de la posibilidad de un esfuerzo contra Oswald, y otra vez nos aseguró que se le daría adecuada protección. Sin embargo, esto no se hizo”, escribió.
Oswald fue asesinado ese mismo día a manos de Jack Ruby, el dueño de un centro nocturno en Dallas, quién disparó dos tiros contra el exmarine cuando éste era escoltado por policías a una cárcel local, sin que ninguno de los agentes pudiera evitarlo.
Otro documento del FBI reveló que espías soviéticos creían que el presidente Lyndon B. Johnson, quien asumió el cargo tras el asesinato, estaba detrás del atentado, como lo sospecharon antes de la “ultra derecha” de Estados Unidos.
Ambas sospechas estuvieron contenidas en otro memorándum sobre la reacción soviética a la muerte de Kennedy enviada por Hoover en 1966 al entonces asistente del mandatario, Marvin Watson.
“Nuestras fuentes agregaron que en instrucciones desde Moscú, se indicó que ‘ahora’ la KGB estaba en posesión de datos que pretenden indicar que el presidente Johnson fue responsable del asesinato del difunto presidente John F. Kennedy”, anotó el jefe policiaco en su comunicación.
Otro documento se refirió al viaje realizado por Oswald a la Ciudad de México en septiembre de 1963, en donde habría hablado con un miembro de la KGB adscrito a una unidad responsable de cometer asesinatos.
Por separado, un memorando de la CIA se refirió al entonces cónsul ruso, Valeriy Vladimirovich Kostikov, como “un oficial identificado de la KGB” y perteneciente al llamado “Departamento 13“, una unidad “responsable de sabotaje y asesinato”.
Otro documento reveló que 25 minutos antes del asesinato de Kennedy, un reportero del diario Cambridge Evening News en Inglaterra recibió una llamada anónima diciéndole que llamara a la embajada de Estados Unidos para recibir una gran noticia.
Uno más, un memorando de la oficina del FBI en Nueva Orleans reveló que desde octubre de 1963 la oficina de la agencia federal en Dallas ya estaba tratando de seguirle los pasos a Oswald.
Los documentos dados a conocer el jueves representan casi el 1.0 por ciento restante de los casi cinco millones de documentos en poder del gobierno federal en relación con el asesinato, y su liberación procedió otra en julio pasado de tres mil 801 documentos, la mayoría de los cuales ya eran conocidos.
De acuerdo con los Archivos Nacionales, 88 por ciento de los registros relacionados con el asesinato de Kennedy ya estaban completamente abiertos, en tanto que otro 11 por ciento han sido publicados, pero con censura parcial.
Los documentos fueron dados a conocer en cumplimiento de una ley aprobada por el Congreso 25 años atrás, y aunque el presidente estadunidense Donald Trump autorizó su difusión, ordenó mantener en secreto muchos de estos, atendiendo las recomendaciones de las agencias de inteligencia.
En el memorándum dado a conocer el jueves, Trump ordenó a esas agencias federales revisar la redacción de los documentos en cuestión en un plazo de 180 días y justificar por qué consideran necesario mantener el secreto.
ERM