*Las acciones para restringir la venta de alcohol a menores en la CDMX, así como el acceso a antros, cantinas y bares deben fortalecerse; no podemos bajar la guardia.
Se acerca la temporada decembrina, las celebraciones de Navidad y Año Nuevo, y con ello el incremento de accidentes relacionados directamente con el abuso de alcohol, los cuales, de acuerdo a los registros, se elevan hasta en 20%.
A nuestras áreas de urgencias de nuestros principales hospitales de traumatología llegan personas que jamás imaginaron que una irresponsable decisión afectaría su vida, su cuerpo, su integridad; familias que sufren la ausencia de un ser querido, hombres y mujeres para los que nada vuelve a ser lo mismo.
Según el estudio denominado Panorama actual del consumo de sustancias en estudiantes de la Ciudad de México, de 2014, se señala que la edad promedio de inicio de consumo de alcohol fue casi a los 13 años de edad, es decir, correspondiente al primer grado de secundaria, lo cual me parece en extremo grave, si tomamos en cuenta que se encuentran en pleno desarrollo físico y mental, y que tanto el alcohol como el tabaco son la puerta a otras drogas.
Como vemos, el alcohol es la droga de primer contacto en nuestra población adolescente, por ello, desde nuestra trinchera hemos buscado incidir en acciones y estrategias que protejan a nuestros menores de edad del consumo de alcohol.
Recientemente firmamos un convenio con la Asamblea Legislativa de la CDMX y representantes de diversas tiendas de conveniencia, así como de empresas cerveceras, mediante el cual nos sumamos al frente para proteger a los menores de edad de la venta y el consumo de alcohol.
Las acciones para restringir la venta de éste a menores en la CDMX, así como el que se les permita el acceso a antros, cantinas y bares deben fortalecerse; no podemos bajar la guardia.
Si bien este instrumento jurídico es un gran e importante avance en las estrategias, continuaremos dirigiendo las políticas de salud basadas en la educación e información para empoderar a la población de la autocorresponsabilidad de las decisiones que toma en beneficio o perjuicio de su salud.
La ingesta de bebidas alcohólicas no sólo incrementa los accidentes, sino también es causa del desarrollo de 200 enfermedades y lesiones, incluidas las neoplasias, diversos trastornos mentales y es detonante para mantener prácticas sexuales de riesgo que ocasionan la probabilidad de embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual.
Asimismo, con respecto a las consecuencias relacionadas al abuso y dependencia del alcohol, un alto porcentaje de situaciones de violencia, suicidios y homicidios se asocian a su consumo.
Siempre he señalado que para hacer frente a las problemáticas de una ciudad se requiere de una atención transversal donde intervengan todos los sectores, no sólo Gobierno; la sinergia entre éste, academia, fundaciones, sociedad civil e iniciativa privada son fundamentales.
Amigos, pongo a su disposición mis cuentas de Facebook, Dr. Armando Ahued Ortega, de Twitter @A_Ahued y el número de WhatsApp 55 4337 2837 para conocer sus opiniones. Escríbanme. ¡Hasta la próxima!