Buenos Aires. – Familiares de los 44 tripulantes del submarino de la Armada argentina, que se perdió hace ocho días en el Atlántico sur, comenzaron a reclamar a las autoridades en medio de la conmoción provocada por la posibilidad de que la nave haya estallado en el mar.

 

“Son unos desgraciados, nos mintieron”, afirmó Itatí Leguizamón, esposa del radarista Germán Oscar Suárez, después de que el vocero de la Armada, Enrique Balbi, confirmara el registro de una explosión en la zona en la que se perdió el submarino.

 

La mujer aseguró que “nos manipularon, nos mintieron, nos vinieron a leer el informe, en cuanto hablaron de explosión no pudieron seguir porque los familiares empezamos a insultar”.

 

Agregó que ya no guardaba ninguna esperanza de que se encuentre con vida a los tripulantes e insistió en calificar como “unos perversos” a los funcionarios que ocultaron una información que tenían desde la semana pasada.

 

El padre de otro de los tripulantes explicó que “el jefe de mi hijo me confirmó que están todos muertos, porque la explosión fue a los 220 metros de profundidad hace una semana, explotó a más de 200 metros de profundidad y no hay ser humano que sobreviva a eso”.

 

Jesica Gopar, esposa de Fernando Santilli, otro tripulante, contó que personal de la Armada “me acaba de decir que explotó un submarino, que no sé si voy a tener una flor para llevarle a mi esposo al cementerio, no estuvo en el primer cumpleaños de su hijo. ¿Cómo le digo a su hijo que no va a tener nunca más a su papá?”.

 

Antes de la conferencia de prensa, el vocero de la Armada y otros funcionarios de la institución se reunieron con los familiares para informarles sobre la explosión, pero no pudieron terminar de dar detalles ante el alud de reclamos de padres, esposas, hijos y hermanos de los marinos desaparecidos.

 

El submarino de la Armada Argentina ARA San Juan es buscado en la zona del golfo San Jorge, en la provincia de Chubut, a casi mil 400 kilómetros de esta capital, ya que fue su última posición reportada el pasado 15 de noviembre.

 

La nave había comenzado su recorrido en Ushuaia, ubicada en el extremo sur de la Patagonia, y tenía que haber llegado el lunes a Mar del Plata, una ciudad de la costa atlántica, a una distancia de sólo 413 kilómetros de Buenos Aires.

 

Sin embargo, por razones aún desconocidas dejó de comunicarse hace ocho días, lo que marcó el inicio de un operativo inédito de búsqueda en el que están participando equipos nacionales e internacionales provenientes de una docena de países.

 

Este jueves, la Armada confirmó que el 15 de noviembre, tres horas después de la última comunicación del submarino, se había detectado una “anomalía hidroacústica” es decir, una explosión en la zona en donde buscaban al submarino.

 

El estallido fue detectado por equipos especializados de Estados Unidos, que derivó en un informe oficial entregado esta mañana al ministro de Defensa, Oscar Aguad y el canciller Jorge Faurie.

 

ERM