El presidente Enrique Peña reclamó ayer su papel de gran elector del PRI.
De gira por Baja California, el mandatario se refirió al supuesto destape que hizo Luis Videgaray de José Antonio Meade el miércoles pasado.
Videgaray hizo una apología completa de las virtudes de Meade, al que llamó patriota y comparó con Plutarco Elías Calles por haber ocupado cuatro Secretarías de Estado con distintos Presidentes.
Ayer, Peña dijo que el PRI “no elegirá a su candidato a partir de elogios o aplausos; andan bien despistados’’.
Sus palabras, lejos de menguar la calentura tricolor, generaron más nerviosismo.
La declaración de Peña incluso aceleró la presentación de la convocatoria para la elección de su candidato presidencial, aun cuando el mismo miércoles su presidente, Enrique Ochoa, había anunciado que el documento será presentado el 4 de diciembre.
Pero el juego del tapado ya no aguanta más.
La convocatoria establece que el registro de militantes y simpatizantes a la candidatura presidencial será el 3 de diciembre, de las 11:00 a las 13:00 horas, en la Comisión Nacional de Procesos Internos.
El 5 de diciembre se darán a conocer los nombres de quienes cumplieron con los requisitos; el 14 de diciembre comenzarían las precampañas que concluirán el 11 de febrero y el 18 del mismo mes será ungido el candidato priista en una convención de delegados.
Lo que es un hecho es que la olla de presión está por explotar, y así como Videgaray reconoció los méritos de su amigo y colaborador, el PRI y Peña se arriesgan a que por allí salte un despistado con buenas intenciones que reviente el proyecto.
Por todo lo visto ayer, es sólo cuestión de horas para conocer al destapado.
Nueva Alianza comunicó oficialmente su decisión de abandonar su intención de sumarse al Frente Ciudadano por México, debido a que “hubo resistencias’’ de las dirigencias del PAN, PRD y MC para incorporar sus propuestas al programa de gobierno.
En una extensa carta, Luis Castro Obregón, presidente del partido, se quejó de que a 50 días de que Nueva Alianza respondiera positivamente a la invitación de Alejandra Barrales para que se sumaran al Frente, nunca hubo una respuesta formal.
Lo que sí hubo fueron acercamientos personales y con liderazgos de los partidos frentistas que rayaron más en un café de cuates que en negociaciones políticas de nivel.
Castro precisó que las propuestas de Nueva Alianza fueron que cada partido pudiera registrar a un candidato presidencial y se diera oportunidad también a candidatos independientes.
Que hubiera debates públicos entre ellos y que la elección fuera abierta.
Pero, literalmente, ni los pelaron.
Ahora el partido tendrá oportunidad de explorar otras alianzas o jugar solo en 2018.
Puede que dentro de unos meses el Frente los extrañe.
Con la novedad de que el Partido Encuentro Social estaría dispuesto a considerar una alianza ¡con Morena! en los próximos días.
La decisión poco tendría que ver con la simpatía con el proyecto de Andrés Manuel López Obrador, pero mucho con la “traición’’ que sufrió el partido en el Estado de México, que se la jugó con Alfredo del Mazo y éste no les cumplió lo prometido.
El PES es relacionado con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, así que no faltará quien le encuentre jiribilla a la posibilidad de que el partido coquetee con López Obrador.
Ups.