Nueva York. – El crimen organizado desempeñará un papel creciente en gobiernos locales, nacionales e incluso en la gobernanza global para el año 2050, lo que convertirá a Estados ahora considerados “fallidos” en “Estados criminales”, según informes financiados por Reino Unido.

 

Difundidos este lunes por la Universidad de Naciones Unidas, los informes destacan que una amplia gama de características socioeconómicas y cambios ambientales y tecnológicos crearán nuevos desafíos para los Estados en desarrollo y muchas oportunidades para las organizaciones criminales.

 

“En algunos casos, (grupos criminales) pueden servir como actores gubernamentales de facto en comunidades específicas, cadenas de suministro o mercados, no solo proporcionando protección y servicios sino también dictando normas y ofreciendo significado e identidad”, según uno de los textos.

 

Elaborados bajo encargo del Ministerio de Defensa del Reino Unido, los informes exploran cómo el cambio climático, la automatización del trabajo, las amenazas cibernéticas, las cadenas de suministro inseguras y los sistemas financieros no regulados crearán nuevos riesgos y vulnerabilidades.

 

Asimismo, resaltan que los Estados pueden tener cada vez más dificultades para proporcionar protección y servicios en rubros como el ciberespacio, los sistemas financieros emergentes y los espacios urbanos vulnerables a los impactos del cambio climático.

 

“Sin la protección del Estado en estos espacios, la gente mirará hacia otro lado. En algunos casos, empresas, actores privados o sociedad civil abordarán el riesgo y proporcionarán servicios contra la inseguridad, pero en otros los actores criminales intervendrán”, según los informes.

 

El crimen organizado, con su capacidad para corromper instituciones formales y legítimas, tendría “un papel significativamente expandido” en las próximas tres décadas, lo que dará paso al surgimiento de “Estados criminales” y de gobiernos ampliamente corruptos.

 

En una artículo publicado el viernes pasado en el sitio de internet The Hill, el director de la Universidad de la ONU, James Cockayne, puntualizó que los grupos del crimen organizado ya han trabajado durante mucho tiempo como un complemento de las estructuras estatales.

 

Los grupos criminales han hecho lo que gobiernos no pueden hacer de manera legal, lo que incluye “tráfico de drogas y armas, el asesinato doméstico, la extorsión, el lavado de dinero y la inversión estratégica en el extranjero”.

 

Señaló que de acuerdo con los estudios publicados, el papel del crimen organizado aumentará en este sentido debido a que los contextos en que los Estados no quieren o no pueden proteger a las personas va en aumento.

 

“El resultado puede ser un movimiento de la gobernanza global a la gobernanza criminal, y de los Estados frágiles y fallidos a los corruptos”, explicó Cockayne.

 

Uno de los informes considera varios escenarios hacia el año 2050 y destaca que las decisiones políticas que se tomen en los años siguientes determinarán en buena medida si “el crimen organizado, para el 2050, se ha fusionado con el poder de los Estados u otros actores gubernamentales”.

 

El riesgo es que en donde existe ahora “fragilidad” en Estados es probable que para el 2050 haya surgido un gobierno altamente “criminal” que sirva los intereses de una elite corrupta mientras deja segmentos crecientes de la población vulnerables a la inseguridad ambiental, económica y de salud.

 

En este escenario, las líneas entre lo público y lo privado se vuelven borrosas y la corrupción corre el riesgo de convertirse en el “sistema operativo” de gobernanza en muchos contextos, particularmente en aquellos lugares afectados por conflictos.

 

Un informe asentó sin embargo que diferentes actores, incluidos Estados, municipalidades y corporaciones pueden unirse para crear nuevas redes seguras de gobierno que se extienden al espacio y al ciberespacio.

 

Uno de los informes también recomendó recalibrar las respuestas al crimen organizado, para que éstas sean no sólo la técnica aplicación de la ley sino que sean entendidas como “intervenciones estratégicas”.

 

Estas intervenciones deberán ser diseñadas para socavar la legitimidad social y el capital del crimen organizado, y para fortalecer la viabilidad, el rendimiento y la lealtad a los Estados basados en reglas, subrayaron los documentos.

 

ERM