Con seguridad no nos vamos a poner de acuerdo, como en el asunto del nuevo logotipo institucional de la Fórmula Uno, pero eso será al primer intento ya que hay elementos importantes que me parece, pueden delinear un juicio puntual y descarnado sobre el año de Sergio Pérez.

 

Y como habíamos acordado, aquí van algunas consideraciones importantes sobre la temporada de Checo, todas ellas debatibles, y todas ellas en el afán de llegar a un término medio para sus seguidores, y la gente que busca un ángulo crítico.

 

Primero debemos ir más allá de los números que sobresalen. Este año quedó marcado para Pérez por el manejo de crisis, ya que por primera vez en mucho tiempo le cayó al equipo un coequipero parejo e irrespetuoso en el mejor sentido de la palabra.

 

Con Esteban Ocon en principio y en un punto de vista personal, el manejo de Checo fue negativo al reaccionar duramente a la petición de ceder el lugar para buscar un rebase en el Gran Premio de Canadá.

 

Negativa tan sólo porque abrió la puerta a una discusión que, hasta ese momento, no existía porque Sergio dominaba en todo, llevaba una cadena de carreras clasificando impresionante, y hacía que el equipo funcionara bien.

 

En un sólo trazo, Ocon planteó el conflicto, y Checo lo respaldó. Todo ello, cuando también me parece que Pérez actuó con base en su derecho y que se había manifestado ya en los duelos con Hulkenberg donde nunca fue necesario pedir una orden de equipo.

 

Algo que poco se supo, o poco se quiso saber, fue el siguiente acto. Cuando Pérez fue al cuarto de hotel de Ocon, enfurecido e indignado tras el contacto en Bakú, para ponerle hielo a la pelea y matizar todo en beneficio del equipo recuperando la posición de liderazgo.

 

En el campo numérico Checo ganó 13-7 el duelo interno tanto en calificación como en carrera, volvió a sumar 100 puntos en la temporada, clasificando en 18 de 20 compromisos. Séptimo del campeonato una vez más, segundo año consecutivo en esta Fórmula Uno que dominan los pilotos cuyas escuderías gastan al año unos 300 millones de euros más que la del mexicano.

 

Más allá de ello, en el día a día, Checo vuelve a encontrar a un oponente muy duro como lo fue Hulkenberg desde su llegada a Force India, con la salvedad de que ahora Ocon es un chico que apunta a ser una gran figura porque además lo respaldan para llegar a un equipo importante, podría ser Mercedes, en poco tiempo.

 

El sesión a sesión, es decir, cada salida a pista en prácticas y calificación para marcar tiempo, operación que se repite 120 veces al año y donde todo se define con la crueldad del cronómetro, Pérez resolvió casi siempre a favor contra centésimas y milésimas de diferencia.

 

Con todo el estrés y la complejidad competitiva que representa mantener ese ritmo, Sergio hizo de una gran crisis un muy buen año. El rebase a Sainz en Australia, un arranque demoledor en Spielberg, la remontada para sexto sitio en Malasia aun con enfermedad estomacal, son recuerdos al vuelo de su mejor campaña en Fórmula Uno.