En marzo de 2016, el entonces secretario de Desarrollo Social, José Antonio Meade, volvió de Yucatán a su oficina, en Paseo de la Reforma, después de organizar un evento con 10 mil beneficiarios de los distintos programas de esa dependencia: “El presidente Peña es un Rockstar” nos comentó a este reportero y a su amigo y vocero Eduardo Del Río, mientras se quitaba el saco y se sentaba en su sillón.

 

“La gente estaba muy contenta, se sintió respondida y atendida, porque con los programas mejorarán su condición de vida”. Y volvió a afirmar: “El Presidente Peña es un rockstar; desde su llegada al lugar, la gente se prendió, gritaban su nombre y querían estar cerca de él; caminó entre la multitud y se tomó todo el tiempo para escucharlos, aceptar un abrazo y tomarse todas selfies que le pedían”, reló aquel día.

 

“Primero habló Rosario Robles, luego el gobernador Zapata, después me tocó a mí. La gente estaba contenta, pero cuando habló el Presidente el evento se prendió”, recordó.

 

Ayer, Meade se registró como precandidato a la Presidencia de la Republica por el PRI. En la explanada del partido, más de 10 mil priistas de todo el país lanzaban porras con matracas. Toda la parafernalia que caracteriza el inicio de la campaña priista para impulsar al candidato presidencial y para los que buscan algún lugar en los 18 mil puestos de elección popular, caminaba.

 

El ungido precandidato tardó más de hora y media en llegar a la firma del registro porque la multitud lo arropó, lo jaló, le exigió un abrazo, un beso y una selfie. Acompañado de su esposa, Juana, hizo lo mismo que en aquel 2016 había hecho el presidente Peña en Yucatán: saludó, abrazó, se tomó fotografías e, incluso, el sujetó el móvil de quienes pedían retratarse con él.

 

Y luego, vino el discurso y prendió a la multitud cuando se refirió a la necesidad de alcanzar seguridad y justicia y combatir la corrupción. Lo mismo, cuando habló de la autocrítica, de lo que falta, de las mujeres y la equidad. Pero al final sólo dijo: “¡Viva el PRI!”, “¡viva México!”.

 

Después, tecnócratas y militantes de distintas generaciones, gobernadores, miembros de gabinete, legisladores, dirigentes y miembros del partido alzaron la voz para ungir a Meade como su abanderado presidencial.

 

¿Habrá sido ayer su día de rockstar al que se refirió en la conversación en su oficina de la Sedesol? Sin duda, fue su inicio y lo hizo con el pie derecho, pero habrá que hacer tierra y conectar con el ciudadano de todos los estratos.

 

 

 

*edición impresa 24 Horas

 

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