Inyectar al tatuaje parte de tu personalidad no resulta nada sencillo. Es algo como trascender, e ir más allá de un simple diseño. Es crear una conexión cliente–tatuador, algo que, en de más de 15 años de experiencia, Paola María ha logrado realizar mediante líneas finas, negros y contrastes; sin duda, un sello distintivo.
Definir el estilo de Paola es complicado, ya que ella es capaz de realizar cualquier tipo de tatuaje con una excelente calidad. Puede hacer un buen retrato, como una flor, algo prehispánico, japonés, etcétera. Todos éstos con un toque de ilustración aplicada.
“Técnicamente es tradicional con línea negra, contraste y piel en el sentido de la luz, trato de generar un discurso a partir del dibujo. No es dibujar sólo una rana, es realizar todos los elementos que se mezclan para hacer una composición”, explica.
“Definiría mi estilo como ‘Paola María’, porque no aprendí bases, tal cual, de nadie” agrega la artista de 39 años.
La artista, quien radicaba al oriente de la CDMX, cuenta que veía a sus amigos tatuados y su primera impresión era realizarse uno y aprender a tatuar; sin embargo, no estaba dentro de sus prioridades. “Acabe tatuando más por coincidencia, se presentó en mi camino, no era que yo pensara que iba a vivir del tatuaje, no me parecía posible”.
A los 22 años hizo su primer tatuaje. Buscó un “conejillo de indias” y una de sus tías aceptó. “Fue la peor experiencia del mundo, estaba muy nerviosa, me temblaba la mano y obviamente quedo feo; le hice una enredadera con hojitas, el diseño estaba padre, pero el resultado no fue bueno”.
Tras la amarga experiencia, pensó en regresar a la universidad y dedicarse a otra cosa. Pasó algún tiempo antes de que volviera a intentarlo. El destino le tenía preparada una sorpresa.
Dos años después, a sus 24 años, se quedó a cargo de Orión, un estudio de tatuajes. Pepe, su amigo y propietario del estudio, se iría a trabajar a otro país. A la distancia, su colega y confidente le compartía sus experiencias.
“Lo que se me dio más fácil hacer era cosas sin mucha línea, porque no tenía conocimiento de las máquinas; sin embargo, con el paso del tiempo aprendí a soldar mis agujas, a hacer investigaciones y cada vez que tenía oportunidad de ver a alguien tatuar, me ponía las pilas y observaba el proceso detenidamente”, cuenta.
En 2006, Paola conoció a algunos tatuadores radicados en Cancún; uno de ellos se iba a Toronto a trabajar, y le pidió que le enviara una foto de su trabajo para que lo vieran allá. Ese mismo año Paola se fue a tatuar a Canadá, en donde estuvo trabajando seis meses. Fue un proceso que duró tres años, en el la mexicana que iba y venía.
Estilo
“Me ha costado mucho trabajo definirlo, yo inicié pensando qué quería hacer black and grey, y en ese entonces dibujaba más figuras humana, cosas más realistas”, explica la artista.
“Luego los clientes se tatuaban cosas prehispánicas, algo bueno porque lo podíamos hacer en grises sin meter líneas muy pesadas y darle cierta identidad”, señala. “Nunca hago un dibujo bien terminado con colores, sombras y todo eso, todo lo hago en el tatuaje; hago un diseño a lápiz bien hecho y ya en la marcha voy realizando todo”.
Paola María ha participado en convenciones de tatuaje realizadas en Italia, Estados Unidos, México y París.
Conoce más sobre Paola María
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*edición impresa 24 Horas
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