Invasiones, guerras, sequías, terremotos o violencia. Son muchos los estragos que ha sufrido la actual Ciudad de México en los últimos ocho siglos, pero la metrópoli de habla hispana más grande del mundo siempre ha resurgido de sus cenizas gracias a la voluntad de salir adelante de su gente.

 

Esta es la idea que subyace en la exposición “Ciudad de México en el Arte. Una travesía de 8 siglos” con la que el Museo de la Ciudad de México ha reabierto sus puertas tras seis meses de reparaciones.

 

“Queríamos mostrar la ciudad que es, la ciudad que fue, la ciudad que no fue y la ciudad que pudo ser”, explicó a Efe José María Espinasa, director del museo.

 

Y es que en la exposición no hay otra protagonista que la capital mexicana. Una gigantesca metrópoli que ha sido retratada de formas muy distintas a lo largo de su historia, pero siempre con un denominador común.

 

“Una constante búsqueda de utopías que se transforman en distopías, esperanzas que se vuelven castigos, búsquedas de justicia que se convierten en injusticia; y entonces vuelve a renacer la idea de un país mejor”, describió Espinasa.

 

Las cerca de 500 piezas de la exposición repartidas en una veintena de salas exponen una Ciudad de México representada en el arte como una urbe vibrante y un faro artístico, aunque no siempre desde una mirada realista.

 

“El arte no pinta las cosas como fueron, sino como la generación que los pintó quería verse a sí misma”, explicó Alejandro Salafranca, responsable de las obras correspondientes al periodo virreinal de la Nueva España.

 

La época prehispánica está representada con imponentes esculturas que demuestran la expansión vertiginosa de la antigua Tenochtitlan, la capital azteca de un pueblo guerrero, profundamente religioso y heredero de una cultura milenaria.

 

El conquistador español Hernán Cortés y el emperador azteca Moctezuma comparten protagonismo en algunas pinturas posteriores a la invasión en las que el arte intenta conjugar lo mejor de ambos mundos y rehúsa el revanchismo.

 

“No es la idea normal de unos conquistadores que eliminan a los conquistados, sino un proceso de diálogo muy complejo lleno de matices”, sostuvo el director.

 

Una serie de retratos de la nobleza del virreinato demuestra esa conjugación, puesto que muchos aristócratas compartieron apellidos españoles y mexicas en una ciudad que superó su reconstrucción y se convirtió en una auténtica capital económica y cultural.

 

“Ciudad de México era la capital occidental del orbe hispánico. Nada más ni nada menos. No fue una capital colonial en el extrarradio, sino una capital submetropolitana en el occidente del Imperio”, expuso Salafranca.

 

Bajo el dominio borbónico, la ciudad se codeó con grandes centros urbanos como Sevilla, Nápoles o Milán; y desde México se coordinó la administración de las Filipinas, lo que conllevó intensos contactos con el arte asiático.

 

El siglo XIX sacudió todas las estructuras establecidas con la búsqueda de una identidad nacional mexicana y la lucha por la independencia política para, posteriormente, entrar en un siglo XX marcado por el esplendor del muralismo mexicano y la pintura social y de protesta.

 

La actual capital mexicana “es una ciudad de ciudades que tiene zonas de arquitectura contemporánea y, a pocos kilómetros, zonas indígenas. Tiene zonas muy castigadas económicamente y barrios florecientes”, definió Espinasa.

 

La muestra expone una capital que reivindica su respeto a la libertad política, sexual y moral; aunque la sociedad mexicana sigue afrontando graves problemas como recuerda un 43 de color rojo en recuerdo de los estudiantes de Ayotzinapa que desaparecieron en 2014 a manos policías corruptos y miembros del crimen organizado.

 

“La Patria”, una de las obras contemporáneas que concluyen la exposición, muestra una multitudinaria manifestación contra las injusticias en el céntrico paseo de la Reforma, donde mujeres, jóvenes y ancianos son los verdaderos protagonistas de la ciudad.

 

“A lo largo de estos ochos siglos, la ciudad ha sobrevivido a sí misma varias veces. Como el ave fénix resucita y vuelve a proponer su realidad e identidad”, sentenció el director. Los terremotos del pasado septiembre son un nuevo reto del que la ciudad volverá a sobreponerse.

ot