UBER ha venido luchando por mantenerse en Quintana Roo, la aplicación ha vivido verdaderas historias de terror allá en Cancún, sus principales detractores el gremio de taxistas y transportistas establecidos se han opuesto por más de un año férreamente y le han venido haciendo la vida de cuadritos a la plataforma digital.
Fea ya se puso la cosa en semanas pasadas cuando el conflicto entre la empresa estadounidense y los taxistas escaló a niveles trágicos con la muerte de un taxista en plena carretera luego de una trifulca entre un UBER y dos taxistas de los llamados sindicalizados.
En 2016 UBER comenzó a operar en Cancún y desde el inicio de sus operaciones se enfrentó a la hostilidad de los transportistas locales quienes tachaban a la empresa de pirata, ilegal y fantasma. Muchas han sido las trifulcas y peleas que los UBER y los taxistas tradicionales han protagonizado casi siempre con el púbico usuario de por medio, al grado de que su operación ha sido calificada por el director de UBER México Federico Ranero como un inicio de operaciones “salvajemente distinto”
Aquello se había convertido en una cacería de taxistas contra UBERS que terminaba con corralones para los autos por parte de la Secretaría de Infraestructura y Transporte (Sintra) con multas de más de 50 mil pesos por coche, mismas que eran pagadas por la plataforma digital para poder recuperarlos, se estima que UBER ha erogado más de 100 millones de pesos en multas, Sintra habría detenido más de dos mil unidades de UBER.
Mucha ha sido la discusión en Quintana Roo de que si UBER ¿es un servicio de transporte público o privado?, ya que el artículo 31 de la casi derogada Ley de Transito, Transporte, Explotación de Vías y Carreteras del Estado de Quintana Roo expresaba que si alguien utiliza dichas vías de comunicación para transportar con fines de lucro entonces está brindando un servicio público y por tanto deberá pagar impuestos y ser regulada.
En teoría se espera que antes de que se acabe diciembre llegue una legislación llamada Ley de Movilidad que supla la actual Ley de Transitoredactada hace décadas y que contemple una cancha más pareja para todas las empresas de transporte público en Quintana Roo incluidos los 17 sindicatos de taxistas y obvio UBER y otras plataformas digitales.
Yo creo que el final de la historia será que UBER se quedará en Quintana Roo luego de tantos zafarranchos, es impensable un destino de clase mundial como Cancún que es visitado por millones de turistas de todo el mundo sin una aplicación de economía colaborativa como UBER acostumbrados a usarla en las principales capitales del mundo.
La nueva Ley de Movilidad plantea un gran desafío para el gobernador Carlos Joaquín Gonzalez y para el naciente Instituto de Movilidad de Quintana Roo que deberá crear las condiciones de competencia equitativas para todas las partes. Es verdad que no se puede negar la evolución tecnológica pero también por otro lado hay muchas familias de los gremios de taxistas que dependen de los ingresos de los taxis tradicionales.
Para mí que sí o sí, los taxistas tradicionales deben modernizarse para brindar un mejor servicio ya que no es un secreto que la atención y el servicio que brindan a los usuarios del estado deja mucho que desear, es un clamor popular, una queja amarga y permanente de los usuarios locales.
Ellos, los taxistas por décadas disfrutaron de ser los únicos que transportaban personas, incluso han llegado a ser tachados de mafia y monopolio, ahora ellos tienen la oportunidad de mejorar su calidad en su servicio y aceptar que la competencia será buena y que el principal beneficiario será el público usuario quien al final decidirá con quien quiere transportarse. Uber vino a sacudir al estado más turístico de México.