BUENOS AIRES.- Argentina vivió ayer una jornada de violencia ante la polémica generada por la reforma de pensiones propuesta por el Gobierno de Mauricio Macri, que según la oposición representa un recorte del 3% a los ingresos de los beneficiarios.
El caos se adueñó del Congreso y sus alrededores por el fuerte rechazo social y político a al proyecto que se iba a debatir en la Cámara de Diputados, que finalmente optó por aplazarla por la violencia dada en la calle y entre los legisladores.
“Como nosotros rechazamos la violencia, yo le pido al señor presidente que levante esta sesión escandalosa”, remarcó durante el acalorado pleno la influyente diputada oficialista Elisa “Lilita” Carrió, en referencia al titular de la Cámara Baja, Emilio Monzó, también del gobernante frente Cambiemos.
A lo largo de la mañana, antes del comienzo de la sesión, manifestantes convocados por los principales sindicatos del país fueron llegando a las afueras del Parlamento para mostrar su repulsa al proyecto, al considerar que implicará en 2018 un aumento menor en las jubilaciones al que se prevé con la ley actual.
Poco a poco y con un Congreso cercado por numerosos policiales, la situación fue agravándose cuando los agentes optaron por arrojar gases lacrimógenos y balas de goma para reprimir a los manifestantes, que presuntamente tiraban piedras y quemaron contenedores.
Los enfrentamientos también dejaron, según la oposición, diputados heridos del Frente para la Victoria-Partido Justicialista (peronismo kirchnerista), cuando llegaban a la Cámara.
“Nos pusimos delante de Gendarmería, pedimos que no siguieran avanzando. (…). Un grupo de gendarmes nos empezó a golpear, a mí y a otros diputados. Es una locura”, relató el diputado Matías Rodríguez.
Así, a la legisladora Mayra Mendoza le tiraron gas pimienta en la cara, como se ve en fotos difundidas por la propia formación política, liderada por la ex presidenta Cristina Fernández (2007-2015).
Mientras, la tensión fue creciendo en el interior de la Cámara Baja, que a pesar de estar en receso vacacional hasta marzo ayer debía sesionar después de que Macri lo determinara por decreto para tratar varios proyectos oficialistas.
Sin embargo, la sesión no pudo empezar por los gritos de buena parte de los diputados de la oposición.
Una de las parlamentarias más enojadas fue Victoria Donda, del izquierdista Libres del Sur, que acudió al Congreso con muletas, ya que denunció haber sido agredida por la Gendarmería ayer en las afueras del Palacio Legislativo, durante una vigilia en rechazo al debate de hoy.
Tras concluir el pleno, alrededor de las 16:00 hora local, los enfrentamientos afuera, que dejaron varios detenidos, continuaron hasta la noche y se fueron extendiendo por el centro de Buenos Aires.
La discusión sobre la reforma se centra en el cambio de fórmula para calcular los aumentos de las jubilaciones.
Mientras la actual ley establece un ajuste semestral en base a un mezcla entre la recaudación de la Seguridad Social y la variación salarial, el mecanismo que propone el Gobierno fija que será trimestral y se calculará entre la inflación y los aumentos de sueldos.
Por lo ocurrido, el jefe del Gabinete, Marcos Peña, acusó a la oposición de actuar con violencia para bloquear el debate y aseveró que el Ejecutivo no va a caer “en el juego de los violentos” y seguirá impulsando la reforma, que ya fue aprobada por el Senado y es fruto, según dijo, del “consenso”.
En tanto, la principal central sindical de Argentina dijo que convocará para hoy a un paro general si Macri decide aprobar por decreto la reforma del sistema de pensiones que no pudo ser debatida en el Congreso.
Según fuentes oficiales citadas por la agencia estatal Télam, Macri se reunió anoche en la residencia presidencial de Olivos, a las afueras de Buenos Aires, con parte de su Gabinete y miembros del gobernante frente Cambiemos para “analizar la posibilidad” de sacar la reforma por decreto.
*edición impresa 24 Horas
caem