En la Ciudad de México, cada año se emiten al aire media tonelada de residuos fecales, los cuales son los principales responsables de la proliferación de enfermedades gastrointestinales.
La investigadora Irma Aburto López, de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), refirió que si bien la mayoría de estos desechos provienen de perros y gatos, una parte considerable son humanos.
Explicó que al deshidratarse, la materia fecal expuesta al medio ambiente se convierte en polvo, el cual es arrastrado por el viento y se convierte así en un factor potencial de transmisión de enfermedades como el cólera, la gastroenteritis viral o bacteriana, además de propiciar la proliferación de fauna nociva.
De acuerdo con datos de la UNAM, un perro de 15 kilos (tamaño promedio) evacúa por día alrededor de 600 gramos de excremento, lo que significa un total de 18 kilos al mes, de los cuales, la mayoría son heces que no son recogidas por sus dueños o que las desechan animales que viven en la calle.
La investigadora señaló que hay mucha gente que no está habituada a vivir en las ciudades y cuando llegan a ellas siguen con la costumbre de defecar al aire libre, “pero también es cuestión de poca civilidad y de malas costumbres: por ejemplo, si un niño tiene ganas de ir al baño, la mamá lo pone entre los carros para que defeque, “¡así de simple!”.
La mejor forma de evitar esta situación es ser responsables y recoger los desechos de nuestras mascotas, y en el caso de las personas, cambiar de hábitos y utilizar el sanitario.
La universitaria refirió que si no hubiera luz eléctrica en la ciudad, y si las heces fueran luminosas, podríamos alumbrarnos con ellas por las noches.
JSMJ