Sin duda, no se puede negar que hay una acción concertada desde las más altas esferas del poder político y económico para desfondar a Ricardo Anaya, candidato de la alianza PAN–PRD–Movimiento Ciudadano, y sacarlo de la competencia presidencial para favorecer a José Antonio Meade, aspirante a Los Pinos por la coalición PRI–Verde–Nueva Alianza, la cual está en marcha desde hace mucho tiempo, antes aun de su postulación como precandidato.
De ello da cuenta la serie de revelaciones presentadas por el diario El Universal desde 2017, en la que se perfiló la investigación sobre sus negocios inmobiliarios y las triangulaciones de recursos a través de empresas fantasma que lo tienen con el señalamiento del delito de lavado de dinero pendiendo sobre su cabeza como la espada de Damocles.
Y el caso de la venta de la nave industrial por la que recibió 54 millones de pesos al parecer no es la única transacción de ese tipo con la que se puede relacionar al candidato de la coalición Por México al Frente, pues tanto autoridades federales como sus adversarios políticos afirman que hay, ya documentados, otros casos de presuntas operaciones de bienes raíces con el esquema de simulación de transacciones y préstamos que podrían representar una operación de lavado de dinero.
La estrategia del equipo de Ricardo Anaya será acusar al gobierno de usar a la Procuraduría General de la República y el Sistema de Administración Tributaria como herramientas para atacarlo y desprestigiar su candidatura, esto a partir del video en que Anaya y su esposa aparecen en la fiesta por la boda de Manuel Barreiro; el hombre que operó la triangulación de recursos fue hallado en un cateo a un domicilio del empresario, pero el problema real para él es que más allá de que alegue que el gobierno actúa en su contra, si se presentan más casos de lavado en los que resulte involucrado, lo dejarán “tocado” y sin autoridad alguna para enarbolar un discurso contra la corrupción del actual Gobierno federal.
Así que es de esperarse que la andanada contra Ricardo Anaya continúe, y más porque en las últimas encuestas para medir el comportamiento de las preferencias electorales el abanderado de la alianza Por México al Frente ha caído ya varios puntos, lo que para sus contrincantes es oro molido.
Y es que la gran lucha previa a la jornada electoral es por definir quién se mantendrá en el segundo lugar previo a los comicios para ser el contendiente que intente arrebatarle la delantera al candidato de la coalición Morena–Partido del Trabajo–Encuentro Social, Andrés Manuel López Obrador.
Esto debido a que si bien adelanta en las encuestas electorales, Andrés Manuel López Obrador concentra un gran rechazo fuera de los fieles que representan su voto duro, por lo que la apuesta es convertirse en un contendiente serio para cosechar toda la votación anti Peje entre panistas, priistas, perredistas y los amplios sectores de votantes moderados e indecisos.
Habrá que ver cuál será la respuesta de Ricardo Anaya y los estrategas de la alianza Por México al Frente, pero el hecho es que la lucha por el segundo lugar en la carrera presidencial de 2018 será encarnizada, y en la refriega el aspirante del PAN-PRD-Movimiento Ciudadano ya se llevó unos buenos golpes.
JNO