No falla, cada vez que hay una nueva ronda de renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), los mercados mexicanos entran en zona de turbulencia.
Hasta hoy ha sido así en todas y cada una de las siete rondas que van de ese intento de hacer sobrevivir el acuerdo trilateral.
Ha sido una curva en la que al principio había prácticamente la certeza de que se reunirían mexicanos, estadounidenses y canadienses para darse las gracias por 24 años de libre comercio, pero que había llegado el momento de decir adiós por las ideas retrógradas de Donald Trump.
Pero no. La realidad es que conforme pasaron los encuentros y los meses se hizo un trabajo de cabildeo interno en Estados Unidos que ha podido contener los ímpetus bárbaros del Presidente de Estados Unidos, y el acuerdo ha sobrevivido.
Cada reunión se ha dado la misma sensación de ser la última, a pesar de que se han logrado avances en algunos pocos capítulos del nuevo TLCAN. Pero lo que viene es lo peor desde el punto de vista de los propios mercados.
Tiene que terminar esta séptima ronda en curso con algo más que buenos deseos. De la Ciudad de México deben las tres delegaciones llevarse acuerdos específicos y suficientes para que no quede la idea de que están empantanadas las pláticas.
Algunos de los temas más delicados deben encontrar solución esta misma semana. Puede ser la cláusula sunset, la cual busca dar caducidad quinquenal al acuerdo, o la solución de controversias o quizá hasta el sector automotriz.
Si termina la ronda siete sin acuerdos que validen la posibilidad real de supervivencia del TLCAN, de aquí en adelante las apuestas se tornarán hacia el fracaso del acuerdo.
Conforme pasen los meses, México estará más cerca del día de las votaciones, y en especial la elección de un nuevo
Presidente puede echar por la borda no sólo el TLCAN, sino toda la estabilidad de este país como la conocemos, y eso tiene mucho peso en los mercados.
Un TLCAN acordado y cerrando en su renegociación puede aportar una pizca de certidumbre a un panorama económico que ciertamente se puede descomponer como nunca, aunque pocos electores lo puedan o lo quieran ver.
No son pocos los especuladores que tienen interés en que al peso le vaya mal frente al dólar. Por eso es que anticipan cotizaciones por arriba de los 25 ó 27 pesos por dólar, porque ahí llevan su ganancia, y la procuran.
La realidad es que nadie tiene la capacidad, ni deberían tener el derecho, de establecer dónde podría llegar la paridad, pero la incertidumbre es la mejor amiga de los especuladores.
Si llega la octava, la novena o hasta la décima ronda de renegociación del TLCAN sin certezas, serán mucho más complejas por el cruce inevitable con las elecciones y un tan posible como indeseable triunfo del populismo.
Le quedan unos cuantos días más a los negociadores de los tres países para sorprendernos.
JNO