En México, aproximadamente 7% de los niños monolingües sufren alteraciones del lenguaje, afirmó Itzel Graciela Galán López, académica de la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM.
La mayoría de los infantes afectados cursan por estos problemas sin que se les brinde atención y, si no son tratados, cuando ya involucran la comprensión es posible que tengan dificultades de aprendizaje en áreas como la lectoescritura, manejo de números y hasta dislexia.
La investigadora señaló que los problemas del lenguaje no solamente son articulatorios, también implican la comprensión y comunicación adecuadas, es decir, que el niño comprenda lo que le dicen para que haya una respuesta.
“Si bien algunas dificultades de este tipo (que se presentan en mayor proporción en niños que en niñas) tienen origen genético, gran parte ocurre en función de la estimulación. Si los padres no retroalimentan correctamente al pequeño, no se generarán las adaptaciones de acuerdo con su edad”, indicó.
Galán López dijo que es importante definir si se trata de un retardo o de un trastorno, pues por lo regular los humanos generamos ajustes en el movimiento de la boca, la salida del aire y el acomodo de los labios para perfeccionar el habla. Por ejemplo, la “r”, y en general los sonidos vibratorios, son de los más difíciles, pues se necesita que las cuerdas bucales tengan fuerza y mantenimiento.
“Todas estas adecuaciones se desarrollan en la primera infancia, por eso se dice que hay fonemas o sonidos esperados de acuerdo a la edad. Si no se presentan dichos avances para la fecha esperada, habría que trabajar en terapia”, aconsejó.
Un menor con retraso o trastornos del lenguaje que no es atendido tendrá complicaciones al momento de socializar, porque sus compañeros lo relegarán y se aislará para no ser objeto de burlas
Itzel Graciela Galán López
Investigadora de la UNAM