Mañana se conmemorará, en todo el mundo, el Día Internacional de la Mujer. En este año la celebración tiene como escenario movimientos globales como Ni Una Menos, #MeToo, la huelga feminista en España y otros similares, en pro de la igualdad, la justicia, el desarrollo, los derechos y en contra de la violencia de género y la desigualdad.

El 8 de marzo se proclamó como el Día Internacional de la Mujer, a propuesta de la dirigente del Partido Socialista Alemán, Clara Zetkin, en el Segundo Congreso de Mujeres Socialistas, celebrado en Copenhague en 1910. La propuesta se presentó en memoria del aniversario de la muerte de 146 obreras textiles que fallecieron en el interior de una fábrica por un incendio provocado, en represalia a la huelga que habían declarado para denunciar las condiciones de trabajo, en la ciudad de Nueva York, el 8 de marzo de 1857.

Haciendo un somero corte de caja en materia de derechos en favor de las mujeres en el país y en la Ciudad de México, nos encontramos con un saldo no muy favorable. Si bien es cierto que en la legislación local y federal se han dado pasos importantes, ello no necesariamente ha significado un cambio cultural.

Pero esta realidad no es exclusiva de México. En Francia, por ejemplo, un grupo de diputados encargado por el gobierno de Emmanuel Macron presentó un proyecto de ley para penalizar el acoso sexual en espacios públicos. Entre las medidas que se proponen está la imposición de una multa de al menos 90 euros. Situaciones similares están ocurriendo en países del Viejo Continente y de América Latina. En contraste el “caso Weinstein”, abierto por actrices estadounidenses que denunciaron haber sido víctimas de acoso por parte del productor norteamericano Harvey Weinstein, es otro ejemplo que desencadenó el movimiento #MeToo, que ha logrado unir a miles de mujeres que fueron acosadas.

Estas circunstancias han dado pauta a un legítimo debate sobre si todo esto puede tener un efecto en un cambio cultural o será una irrupción pasajera. Hasta ahora la experiencia nos dicta que esos procesos de transformación son extremadamente lentos porque hay que cambiar grandes estructuras, dinámicas y arraigos culturales muy profundos, aunque los pasos que se han dado son alentadores, pues se ha logrado visibilizar la problemática de los derechos de las mujeres de forma activa y de exigencia por lograr cambios sustanciales.

La Ciudad de México se ha caracterizado por ampliar el marco de derechos y libertades, así como en modificar patrones socioculturales de conducta de hombres y mujeres, con miras a alcanzar la eliminación de los prejuicios y las prácticas tradicionales y de cualquier otra índole que estén basados en la idea de la inferioridad o superioridad de cualquiera de los sexos. No obstante que en materia de género las reformas legislativas que se han realizado son de vanguardia nacional e internacional, el trecho por avanzar es aún importante.

Por todo esto, en la Ciudad de México no celebramos, conmemoramos el Día Internacional de la Mujer como una forma de examinar el camino que aún hay que avanzar en materia de derechos y libertades.

JNO