Cuando comenzó el duelo de vuelta en Wembley, casa del Tottenham, las probabilidades daban a los ingleses como los favoritos para clasificar a la ronda donde jugarán los ocho mejores clubes del continente. Pero el guión de la Juventus era muy diferente, y los turineses ganaron con dos goles en menos de tres minutos.
El partido arrancó con ambas escuadras en busca del tanto que destrabara el empate a dos que existía, pero la Juventus no hallaba la manera de romper el cerco defensivo que plantearon los ingleses.
Transcurrían los minutos y el conjunto local se notaba más cómodo en el campo, al grado que Buffon tenía mucho trabajo y ya había sacado un disparo con dirección de gol del hombre del momento: Harry Kane.
No hubo noticias de los italianos en el primer tiempo, con la salvedad de un flagrante penalti cometido por Vertonghen sobre Douglas Costa que ni el colegiado ni el árbitro de área, pese a estar este a dos metros, vieron.
La segunda mitad fue otra historia. Y en cuanto el Juventus se aplicó, mató el partido. Movió fichas Massimiliano Allegri al poco de regresar de vestuarios, y con Lichtsteiner y Asamoah sobre el terreno de juego -ingresaron por Benatia y Matuidi- mejoraron ostensiblemente.
En tres minutos de oro, del 64 al 67, primero Higuaín tras un fallo defensivo y luego Dybala, que no desaprovechó un mano a mano con Lloris tras un pase entre líneas del propio Higuaín, vieron portería y le dieron la vuelta al partido y a la eliminatoria ante un Wembley que se quedó completamente mudo.
El Tottenham, totalmente noqueado, lo intentó en los minutos finales, primero con las internadas de Lamela y más tarde colgando balones a la desesperada a Llorente. Pero el Juventus es el Juventus: defendieron como saben, como auténticos italianos, e incluso tuvieron ocasiones para ampliar la diferencia.
No se volvió a tocar el electrónico y el equipo de Allegri dio una lección de madurez en Wembley al inexperto Tottenham para reservar su billete para cuartos de final.
JNO