El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, inició una “guerra comercial” imposible de ganar, al imponer un aumento de aranceles sobre acero y aluminio, afirmó hoy el diario Los Angeles Times.
“El presidente Trump sabiamente decidió no iniciar una guerra comercial esta semana con dos de los socios comerciales más cercanos de Estados Unidos, Canadá y México. Al menos no de inmediato”, acotó el rotativo en uno de sus editoriales del día.
“Desafortunadamente, siguió adelante y eligió una pelea imposible de ganar con todos los demás. Trump firmó órdenes el jueves, imponiendo un arancel de 25 por ciento sobre el acero y un arancel de 10 por ciento sobre el aluminio, a partir del 23 de marzo”, anadió.
El punto, según el presidente, es devolver los trabajos de acero y aluminio al país al hacer que las versiones extranjeras de los metales sean más caras.
“Aplicar aranceles rígidos y generales en el acero y el aluminio importados solo invita a la gran mayoría de nuestros socios comerciales a tomar represalias”, advirtió el diario.
La industria de defensa del país no está convencida, argumenta que las tarifas harán más daño que bien, elevando los costos del Pentágono y perjudicando las exportaciones, indicó.
En verdad, el Pentágono se ha conformado durante años con depender del acero y el aluminio importados de sus aliados, la mayoría de los cuales se verían afectados por las nuevas tarifas.
Trump reconoció este problema en su proclamación sobre los aranceles al acero el jueves, declarando que estaría dispuesto a negociar alternativas con países con los que tiene una “relación de seguridad”.
Pero la preferencia de Trump por tales enfoques transaccionales, país por país, no se adapta bien al desafío planteado por la superproducción china de acero y aluminio, acotó.
No cabe duda de que la producción estadounidense de acero y aluminio ha disminuido a lo largo de los años, ya que ha aumentado en los países asiáticos, sobre todo en China.
La feroz competencia extranjera ha causado que las compañías que producen esos metales cierren plantas, despidan trabajadores y automaticen más de sus operaciones, señaló.
El problema es cómo responder. Y abofetear los rígidos aranceles generales sobre el acero y el aluminio importados solo invita a la gran mayoría de nuestros socios comerciales a tomar represalias contra las exportaciones de bienes y servicios de Estados Unidos.
La situación exige una respuesta coordinada regional o incluso mundial a través de organismos como la Organización Mundial del Comercio.
TFA