Donald Trump sorprendió a su país y al mundo, al aceptar convertirse en el primer presidente de EU en 70 años, que viaje a Corea del Norte a finales de mayo por invitación de Kim Jong-un, a través de Chung Eui-Yong, asesor Nacional de Seguridad de Corea del Sur.
Al cabo de meses de intercambio mutuo de insultos y amenazas, Kim Jong ofreció la desnuclearización, suspensión de pruebas nucleares o de misiles y respetar ejercicios militares de Corea del Sur con fuerzas armadas norteamericanas, dijo Eui-Yong el jueves pasado, al salir de la Oficina Oval.
El anuncio de la visita a Corea del Norte, atenuó críticas, tensión y controversia por la imposición del 25% de aranceles a importaciones de acero y aluminio, excluyendo temporalmente a México y Canadá, mientras presiona para que acepten términos que rechazaron, en la renegociación del TLCAN.
Lo mismo que por grandes avances en la investigación sobre Rusia, con la colaboración del empresario George Nader, ex colaborador de la campaña de Trump, quien confirmó que Erik Prince, hermano de la Secretaria de Educación Betsy Davos y fundador del grupo mercenario Blackwater, viajó a las Islas Seychelles, en enero de 2017, para entrevistarse con el banquero ruso Kirill Dmitriev, amigo de Putin, con quien analizó la posibilidad de abrir un canal secreto de comunicación buscado también por Jared Kushner.
Así como apagó el impacto de su más reciente creciente escándalo a causa de revelaciones sobre la nulidad de un acuerdo en el que Michael Cohen, abogado de Trump pagó 130 mil dólares a cambio del silencio de la estrella porno Stephanie Clifford alias Peggy Peterson o “Stormy Daniels”, que, al no firmar Donald Trump quedó sin efecto, permitiendo a la estrella de porno contar detalles de su relación, de 4 a 7 meses con Trump, antes de que llegara a la Presidencia, durante los últimos meses de embarazo de su esposa Melania y nacimiento de Barron Trump, hijo de la pareja.
El Fiscal Especial Robert Mueller tiene interés en investigar el origen del pago de Cohen a Daniels, bajo la razonable sospecha de que el pago podría ser en violación con las leyes federales electorales.
El anuncio del viaje de Trump a Corea del Norte acaparó la atención luego que el Presidente había amenazado con “borrar a ese país de la faz de la tierra, inicialmente condicionó el encuentro:
“El Presidente Trump no se reunirá con Kim Jong-un a menos que Corea del Norte tome acciones concretas verificables hacia la desnuclearización” dijo Sara Huckabee, vocera de la Casa Blanca, a pesar de que el presidente Trump nunca impuso condiciones.
Más tarde, el Presidente la desmintió.
Ryan Hass, analista de la Institution Brookings advirtió que durante años Pyongyang buscó el encuentro a nivel presidencial que no lograron Kim Il-sung ni Kim Jong-il, abuelo y padre de Kim Jong-un.
Y coincide con otras opiniones en el sentido de que “sería un error legitimizar al régimen de Corea del Norte, elevando a Kim Jong-un al nivel del Presidente más poderoso del mundo, a pesar de su trayectoria criminal en derechos humanos y asesinatos atribuidos a su régimen, entre ellos el del norteamericano Otto Warmbier.
“No debemos recompensar a Corea del Norte a cambio del diálogo” dijo Shinzo Abe, Primer Ministro de Japón, quien visitará a Trump en abril para hablar sobre detalles del encuentro con el líder norcoreano.
Trump debe enviar previamente un equipo de negociación para fijar detalles como la fecha, tiempo, locación, formato y expectativas del encuentro Trump-Jong-un y minimizar acciones que puedan reducir el apoyo a Corea del Sur, Japón, China y Rusia.
Se considera que, tomando en cuenta las dificultades de Kim para salir del país, la más posible locación sería la zona desmilitarizada en la península, escenario de la reunión de funcionarios de ambos países para negociar la participación en los Juegos Olímpicos.
Michael O’Hanlon, de la Institución Brookings considera que existen grandes expectativas para alcanzar un buen acuerdo, pero está consciente de que Kim Jong-un no suspenderá su programa nuclear, ni las pruebas de misiles, aunque lo haga provisionalmente, porque “su intención es promover la reunificación de las dos Coreas, mantener su poder, forma de gobierno y aparato militar, lo que podría constituiría una amenaza para el régimen democrático del sur.
El diálogo debe ser cauteloso para evitar desenlaces negativos, dicen otros.
“Corea del Norte tiene actualmente de 60 a 100 bombas nucleares, de 100 a 150 kilotones, más poderosas que las de 15 kilotones lanzadas Hiroshima y Nagasaki, que puede cargar en una variedad superior a 90 misiles Balísticos Intercontinentales que ha probado (3 veces más de los probados por su padre y abuelo) y pueden lanzarse mediante plataformas terrestres, móviles o de submarinos,” señala un reporte de la Institución Brookings, preparado por los analistas Michael O’Hanlon y Bob Einhorn, sobre el poderío militar de Corea del Norte.
Además tiene gran capacidad para lanzar ataques cibernéticos o armas químicas, como el gas nervioso que uso para asesinar al medio hermano de Jong-un” asegura Jung Pak, del Centro de Estudios Políticos de Política Externa y del Este de Asia.
Los expertos aseguran que Kim Jong-un no entregará fácilmente su programa de armas nucleares a menos que enfrente una enorme presión desestabilizadora interna, destacando el profundo nivel de pobreza y hambre en ese país.
Los esfuerzos de Estados Unidos por detener el programa nuclear de Corea del Norte comenzaron en 1994, cuando ese país firmó un acuerdo para congelarlo a cambio de asistencia económica, luego de amenazar con retirarse del Tratado Contra la Proliferación de Armas Nucleares.
El tratado terminó en 2002 con un nuevo anuncio de retirarse del TCPAN (Tratado Contra la Proliferación de Armas Nucleares), en 2003.
En agosto de 2003, iniciaron pláticas con China, Japón, Rusia, Corea del Sur, Estados Unidos y Corea del Norte que llegaron a un punto tenso en 2005, cuando Pyonyang continuó trabajando en su programa nuclear, que dejó de nuevo en 2007 para regresar al tratado Contra la Proliferación de Armas Nucleares.
En 2009 las pláticas se rompieron de nuevo tras disputas acerca de la verificación y reanudación de pruebas de misiles y desde entonces no ha habido un esfuerzo constante por continuar las pláticas, a pesar de la buena disposición de los países involucrados.
Tras la amenaza de uso de fuerza militar de Donald Trump, expertos advirtieron que esa alternativa podría generar un alto costo en vidas humanas, destrucción material y desabasto en el mercado de exportaciones de China, Corea del Sur y Japón.
“La fuerza militar no destruiría el poder nuclear de Kim Jong y sólo lo llevaría a responder con otra acción militar contra las bases militares de Estados Unidos en Corea del Sur o a aliados como Japón” asegura Jung Pak, quien fue Analista de la CIA.
Un reporte del Servicio de Investigación del Congreso, estima que los primeros días de operaciones militares cobrarían hasta 300 mil muertos, que aumentarían si Pyongyang utiliza sus armas nucleares, biológicas y químicas.
Sólo el área metropolitana de Seúl, Corea del Sur, tiene 25 millones de habitantes, incluyendo 200 mil estadounidenses, vulnerables a los ataques de Corea del Norte.
Además, los ataques impactarían a China, Japón y Corea del Sur, principales exportadores de productos a nivel global.
@GregorioMeraz1
DESDE WASHINGTON
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