“Cuando no se tolera se incita a no ser tolerado y se abona el campo de la fratricida intolerancia absoluta de todos contra todos. La intolerancia sería el camino seguro para volver al México bronco y violento”. Jesús Reyes Heroles.
Paradojas de la vida. La frase que se cita la pronunció don Jesús Reyes Heroles el 1 de abril de 1977, precisamente en el estado de Guerrero.
Misma entidad en la que ahora el Peje soltó otra de sus ocurrencias “si las elecciones son libres, son limpias (y pierdo), dijo, me voy a Palenque, Chiapas, tranquilo”. Pero en seguida agregó: “Si se atreven a hacer un fraude electoral, yo me voy también a Palenque, y a ver quién va a amarrar al tigre. El que suelte al tigre que lo amarre; ya no voy a estar yo deteniendo a la gente”.
El escenario de la declaración fue la Convención de Banqueros que se celebró la semana pasada en el municipio de Acapulco. Su presencia en el evento no fue para convencer o buscar simpatías; fue a exponer una amenaza. Para él, la elección es un mero trámite para ungirlo Presidente; soy yo o nadie, es la traducción de sus palabras.
Mismas que suenan similares a las que profirió el aspirante Donald Trump cuando quería hacerse de la candidatura presidencial en la Convención Republicana, cuando advirtió habrá “disturbios” populares si no soy candidato, “va a haber problemas como nunca antes. Creo que podrían pasar cosas malas”, amagó.
También la declaración del Peje suena igual al discurso que pronunció Nicolás Maduro en aquel 2015, ante la eventualidad de su derrota en las elecciones de aquel año, cuando en mensaje televisado soltó: “Quien tenga oídos que entienda, el que tenga ojos que vea clara la historia; la revolución no va a ser entregada jamás, escuchen”, aseguró el venezolano y agregó que “no entregaría la revolución” y pasaría a gobernar con el “pueblo” y en “unión cívico-militar”.
Más allá de similitudes o parecidos, lo que salta a la vista es una enferma ansia de poder y nula convicción democrática. Pasa por alto que en nuestra incipiente democracia una cosa es clara y contundente: en México ya hemos dejado atrás las largas noches del autoritarismo. Para decirlo claro: en este nuevo siglo, los ciudadanos quieren reconstruir la historia de un país más abierto, más democrático, crítico y sin opresiones.
Hoy cobra más vigencia el discurso de don Jesús Reyes Heroles, de abril del 77, cuando dijo: “Pensemos precavida y precautoriamente que el México bronco, violento, mal llamado bárbaro, no está en el sepulcro; únicamente duerme. No lo despertemos porque todos seríamos derrotados”.
JNO