La noche fue mágica para el Barcelona, pero en la memoria de Messi, quedará para la eternidad, pues el delantero argentino se convirtió en el segundo hombre que llega a dicha marca en la Champions.
Mañana será el sorteo para conocer los cruces de cuartos de final, aunque el Barcelona ayer dio una demostración que pasa por un gran momento futbolístico, en la Liga española, y en la Champions.
El juego de ida quedó 1-1 y los locales tenían la ventaja, pues les bastaba un tanto para conseguir su boleto a la siguiente ronda. Pero Messi tenía en su guión una historia muy rápida. Corría el minuto dos y recibió un pase filtrado dentro del área grande y cruzó el balón, pero lo más lamentable, es que le pasó por debajo de las piernas al portero Courtois.
En dos minutos, el plan de los blues se vino abajo y los de Antonio Conte tuvieron que activar el plan B. Tomó las riendas de la situación Eden Hazard, se activó Willian, progresaron con peligro los carrileros, especialmente Marcos Alonso, y el Barcelona sufrió. No tenían posesión los azulgrana y el Chelsea apretaba, aunque sin ocasiones. Solo una acción de Willian inquietó a Ter Stegen.
Hasta el 2’0, el Chelsea dominaba. Giroud era un incordio para la pareja de centrales azulgrana y los medios estaban muy atentos a las segundas acciones.
Profundizaban e inquietaban los de Conte, el Barcelona esperaba, las tornas habían cambiado hasta que Messi decidió que era suficiente. En el minuto 20 robó un balón en la medular a Cesc, supero a Azpilicueta y a Christensen, levantó la cabeza, vio el desmarque e Luis Suárez y el hueco que había quedado a su derecha, por allí entraba Dembélé.
El controvertido extremo, el fichaje más caro de la historia del club hasta que llegó Coutinho, se preparó el balón y batió por alto a Courtois en el minuto 20. El francés había elegido el mejor momento para estrenar su cuenta goleadora con el Barcelona.
El Chelsea sintió el golpe y estuvo perdido durante unos cuantos minutos, en los que los de Valverde volvieron a tocar y a tocar, y los londinenses no sabían si adelantar sus líneas o esperar.
aarl