Luis Miguel abandonó el escenario en Acapulco. En medio de lo que pintaba para ser una gran noche, desde que salió a cantar, nunca se pudo concentrar. Sus gestos y señas eran desesperados. Les decía a los técnicos que le subieran al micrófono, le pegaba con fuerza y pateaba las bocinas. El público tenía ganas de disfrutar el concierto, pero El Sol no lo permitió. Salió a cantar e hizo cuatro pausas muy largas (de siete minutos cada una). Era tanta su molestia que platicó con la gente y explicó que el sonido estaba mal. Yo me pregunto por qué no hizo prueba de sonido en la mañana, como lo hacen todos los cantantes.
Los fans se enojan, pero les aclaro que las fallas técnicas a las que se refiere el cantante, sólo él las notaba. El público nunca gritó diciendo que no se oía. Era su preocupación y su obsesión. He ido a varios conciertos y siempre está peleando con los ingenieros de audio.
Precisamente debería cuidar más al público, algunas personas salieron furiosas, diciendo que el artista era un fraude.
Muchos volverán al concierto que se hará este lunes para reponer el show y otros tantos pedirán su reembolso. La actitud del cantante les pareció poco profesional.
Aunque OCESA y Luis Miguel ofrecieron disculpas, a través de un comunicado, por las fallas técnicas, explicando que buscan ofrecer calidad al público. Parecería extraño que alguien montara un escenario, que tarda horas en instalarse, para que quede mal.
Cabe aclarar que debido a los problemas auditivos que padece Luis Miguel (tinitus), el regreso de la música lo tiene en unas bocinas colocadas en el piso y era lo que lo tenía furioso, debido a que no escuchaba; también solicitó un micrófono con cable, en vez de inalámbrico, para tener mayor fidelidad, pero nada logró calmar su ira y en la cuarta salida del escenario, se subió a su camioneta y se fue sin avisar. Entiendo que la empresa que lo está manejando le cubra las espaldas, pero créanme, se oía bien, el que no logró meterse de lleno al concierto fue Luis Miguel.
LuisMi salió a platicar con el público durante siete minutos. Primero dijo que si su hermano andaba por ahí, seguramente estaba en medio de muchas botellas; después habló de Acapulco y dijo que era un hermoso lugar.
Comentó que a veces no valoramos lo que tenemos y cuando salimos nos damos cuenta de que nuestro México es hermoso. Obvio estaba haciendo tiempo en lo que arreglaban el sonido. Comentó que tenía muy buenos ingenieros, a un tal Marcus le dio instrucciones en inglés para que le subiera a su micrófono y a las bocinas.
Uno entiende que sea exigente y quiera ofrecer la mayor calidad, pero sus propias obsesiones lo acaban y terminarán por destruir su carrera si no atiende a sus fans. Unos lo aguantan y lo aman, pero entre los miles de asistentes del concierto del sábado, muchos prometieron no regresar a uno de sus shows.
Una actriz me dijo después del concierto del Auditorio Nacional: “el show de LuisMi es como ir a ver un ensayo, se la pasa quejándose del audio, si hubiera pagado mi boleto, estaría furiosa”. Hay más…, pero hasta ahí les cuento.
JNO