La muerte de 64 personas, 41 de ellas niños, por el incendio en un centro comercial siberiano en Rusia generó una ola de indignación popular que ha ido en aumento en varias ciudades a medida que se iban conociendo detalles de la tragedia, cuya causa más probable, según la investigación, habría sido un cortocircuito.
Incluso el presidente de Rusia, Vladimir Putin, quien acudió al lugar de la tragedia, denunció conductas de “negligencia criminal” y prometió castigar a quienes tengan alguna responsabilidad.
“Hablamos de demografía y perdemos a tanta gente, ¿por qué? Por negligencia criminal, por descuido”, dijo el jefe del Kremlin en una reunión con autoridades locales y federales en Kémerevo, ciudad de más de medio millón de habitantes, donde se produjo la tragedia.
Putin, que decretó día de duelo nacional para este miércoles, depositó flores junto al centro comercial “Zímniaya Vishnia” (“Cereza de Invierno”) devastado por incendio, mientras miles de personas se congregaban en la plaza de los Soviets, la principal de Kémerovo, para pedir la dimisión de las autoridades locales y regionales.
El vicegobernador de la región, Serguéi Tsiviliov, se personó en el mitin y pidió perdón por lo ocurrido con una rodilla en el suelo.
Los investigadores establecieron que el sistema de alarma antiincendio del centro comercial llevaba varios días desconectado y que las puertas de los dos cines situados en su cuarta planta se hallaban bloqueadas en el momento del siniestro.
El presidente del Comité de Instrucción de Rusia, Alexandr Bastrikin, informó a Putin “la mayor parte del personal del centro comercial huyó, abandonando a su suerte a niños y adultos”.
Entre tanto, los medios recogen dolorosas y emotivas historias humanas, como la de Ígor Vostrikov, que perdió en el pavoroso incendio a su esposa, sus tres hijos y su hermana.
El hombre, que participó en la multitudinaria manifestación en esa ciudad siberiana, narró a los periodistas cómo recibió la última llamada de su esposa.
“Mi mujer me hizo una llamada tarde, y ya no había pánico, solo se despidió de mí. Me dijo: ‘Ígor, nos asfixiamos, estamos encerrados, te quiero”, contó este hombre a algunos periodistas, como puede verse en vídeos difundidos por varios medios.
“Yo no entendía qué pasaba. Se dan cuenta, ya no oí a mis hijos, de 2,5 y 7 años”, continuaba desesperado.
JNO