Me quedé intrigada por un inhabitual caos circulatorio en los alrededores de la Plaza de la Concordia, cerca del Palacio del Elíseo, acompañado de una fuerte presencia policial. Pronto comprendí que el congestionamiento se debía al inminente paso por esa zona de París de un visitante de peso, el poderoso Príncipe de Arabia Saudita, Mohamed bin Salman, apodado con el acrónimo MBS.
MBS, de sólo 32 años, es el nuevo hombre fuerte de un país clave en el convulsionado mundo musulmán. Se trata del mayor productor de petróleo del planeta y guardián de los lugares sagrados del islam: Meca y Medina. Se trata también del más acérrimo rival de otro gigante de la región: Irán, la antigua Persia, donde hoy la mayoría de la población profesa el islam chiita. La suní Arabia Saudita, aliada de Occidente por un lado, y por otro Irán, políticamente cercano a la Rusia de Vladimir Putin y a su protegido, Bashar al-Assad de Siria, llevan décadas enfrascados en una feroz lucha por el dominio de la región.
Los petrodólares siguen mandando y desplegando su poder de seducción más allá de las fronteras de Medio Oriente. La visita de tres días a Francia fue sólo una etapa de la gran gira mundial del futuro Rey saudita, deseoso de proyectar una imagen más liberal de una monarquía ultraconservadora y hermética, considerada como el primer exportador de la doctrina más rigurosa del islam, el wahabismo. Antes lo habían recibido Donald Trump, Theresa May y los máximos dirigentes de Egipto.
Es cierto que algo está pasando en el estricto reino saudita. El apodado MBS autorizó la apertura de salas de cine luego de cuatro décadas de prohibición; además, hizo un anuncio histórico (sic): ¡las mujeres por fin podrán manejar y entrar a los estadios de futbol! Pero no olvidemos que lo que le permitió a MBS consolidarse en el poder fueron purgas organizadas por él mismo en el ejército y en la propia familia real.
Durante su visita guiada por el Museo del Louvre, en compañía de Emmanuel Macron, el Príncipe heredero se detuvo ante el célebre cuadro de Delacroix, La Libertad guiando al pueblo. El mandatario galo publicó la instantánea, ¿habrá querido pasar algún mensaje?
Como era de esperarse, las ONG no sólo se opusieron a la presencia de MBS, sino que denunciaron la venta de armas francesas a Riad, que podrían ser utilizadas contra la población civil en Yemen (otro teatro bélico donde se enfrentan Irán y Arabia Saudita).
Dejemos por un momento el estrechamiento de lazos políticos entre París y Riad. Lo que más impresionó a la opinión pública fue la noticia de que el Príncipe compró por más de 300 millones de dólares la mansión más cara del planeta, el castillo de Luis XIV, cerca de Versalles.
Está claro que el hijo del rey Salmane (de 81 años) no escatima en gastos en tesoros culturales patrimonio de la humanidad. Hace poco adquirió el célebre cuadro de Leonardo da Vinci, Salvator mundi. Su precio: 450 millones de dólares o, más bien, petrodólares.
JNO