Foto: Reuters Sea cual sea el candidato que gane las presidenciales, le será difícil "modificar la dirección de la política o invertir las reformas ya implementadas", porque el marco institucional del país es robusto, aseguró Moody's  

Moody’s mejoró la perspectiva de la deuda soberana de México de negativa a estable, valoró positivamente el avance en las negociaciones del TLCAN y consideró que, gane quien gane las presidenciales del 1 de julio, no se darán grandes cambios en la política económica, informó hoy la agencia calificadora.

 

“Aunque las elecciones del 1 de julio están generando incertidumbre política y algunas dudas sobre la dirección de la política durante el próximo período de seis años de Presidencia, Moody’s ve una probabilidad baja de que la próxima administración cambie bruscamente la dirección política”, indicó en un boletín.

 

Asimismo, dijo que sea cual sea el candidato que gane las presidenciales, le será difícil “modificar la dirección de la política o invertir las reformas ya implementadas”, porque el marco institucional del país es robusto.

 

Moody’s mejoró el panorama crediticio de México de negativo a estable, ubicando el país en la calificación A3.

 

El cambio en las perspectivas fue impulsado por varios factores, además del presidencial.

 

las reformas estructurales adoptadas en 2013, como la energética o la de telecomunicaciones, contribuyen a unos “resultados fiscales favorables” y a un menor endeudamiento público.

 

La deuda gubernamental disminuyó a 35,5 % del producto interno bruto (PIB) en 2017, desde el 37,1% de 2016.

 

Gracias a la resistencia de la economía, Moody’s pronosticó que México crecerá entre 2 % y 2,5 % entre 2018 y 2019.

 

“Las finanzas públicas favorables, incluido un déficit decreciente y la disminución de las tasas de deuda del gobierno, apoya la fortaleza fiscal de México y su perfil de crédito, al igual que su economía grande y diversificada”, destacó la agencia.

 

Moody’s dijo que la clasificación podría moverse al alza si se continúan implementando las reformas estructurales, especialmente la energética.

 

A la baja, consideró giros políticos que pudieran deshacer dichas reformas, sumados a una mayor laxitud fiscal.

 

TFA