Con la técnica más dolorida, desgarbada, inusual, zancada a zancada como si el cuerpo protestara por el suplicio de estar corriendo, se consumó la mayor gesta de la historia olímpica: que un mismo atleta conquistara en unos Juegos los 5 mil y 10 mil metros, así como la maratón.

Emil Zatopek logró la medalla de oro en esas tres pruebas en Helsinki 1952, con un añadido más allá de su muy peculiar y eternamente intrigante forma de correr: que hasta antes de ese evento, nunca había participado en una maratón y sólo se registró a unos minutos del pistolazo de salida. Sus contrincantes vieron al checoslovaco acelerar y se le pegaron, provocándole a que subiera las revoluciones. Convencidos de que más pronto que tarde quemarían a un experto en distancias mucho más cortas, nunca sospecharon que los quemados serían ellos y que Zatopek subiría a lo más alto del podio con récord (vale la pena mencionar que en los anteriores seis días también impuso la mejor marca de la historia en sus otras dos comparecencias).

Traigo la historia de Zatopek a colación porque justo este fin de semana, el británico Mo Farah buscará demostrar sus genuinos alcances en maratón. Como Zatopek, este muchacho nacido en Somalia, criado como refugiado en Djubuti y llegado a Inglaterra con edad de ocho años, es un portento para las pruebas de fondo. Como Zatopek también, Farah pretende dar el salto a los 42,195 metros, algo que nada más la Locomotora Checa ha conseguido con éxito.

Si en la maratón de Londres, Farah fuera capaz de bajar el registro de las dos horas y cinco minutos, entonces Tokio 2020 se comenzará a frotar las manos con la posibilidad de tener a esa leyenda de vuelta, ahora bajo una exigencia tan distinta. El propio Farah ha reiterado que se vislumbra entre los tres mejores en Londres y como mínima meta se coloca el imponer nuevo récord británico (que sería bajar de las dos horas y siete minutos, gran proeza, aunque poco competitivo si lo que pretende es elevar su palmarés olímpico).

La mayoría de los reyes de los 5 mil y 10 mil, han fantaseado con extender su hegemonía a la maratón. Fue el caso del sensacional Haile Gebrselassie (llegó a dos horas y tres minutos, mas no en Olímpicos) y de Lasse Viren (terminó quinto en la prueba más larga de Montreal 76).

Si Farah lo consigue, tendremos que ascenderlo al podio como el atleta más completo de la historia. Sólo acudir a Tokio 2020 como maratonista, será loable para quien ya incluso es Sir por sus logros en 5 mil y 10 mil metros, aunque al escalafón de Zatopek sólo se accede con oro.

Entonces sí podremos comparar su refinada técnica en la que parece levitar, con esos rebotes apesadumbrados que el inmenso Emil convirtió a perpetuidad en ícono del deporte. Entonces sí, pero no antes.

Twitter/albertolati

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