El torero azteca tuvo una tarde muy firme según la prensa mexicana, la realidad es que para el público sevillano su actuación no le llegó y no le dijo nada, difícil pues la empresa se lo pensará dos veces antes de programarlo para la siguiente feria considerando que otros toreros han querido justificar con mejores argumentos su repetición para el siguiente año, eso decían los tertulianos de los bares que están afuera de la plaza.
El matador regresó a cumplir compromisos en su tierra, mientras que los sevillanos se prepararon para el comienzo de la feria. Una corrida de postín es la que normalmente se anuncia el viernes de pre feria, donde para mucha gente es una tradición reunirse ese día a comer, ir a los toros y después ir de copas, preparándose para lo que será una semana larga donde habrá que combinar el trabajo cotidiano con los días de feria.
En esta ocasión el cartel de expectación solo dejó una oreja para Talavante. El sábado los esperados toros de Victorino Martín, de fina estampa, no permitieron el triunfo de los toreros. Con ese preámbulo los sevillanos marcharon por la noche al recinto ferial a la tradicional cena del “pescaíto”. A las 12:00 AM se realiza la ceremonia del “alumbrao” donde se prenden las luces del recinto ferial, miles de bombillas dan color a la noche.
Un día nublado marcó el inicio de la feria, aun así no se perdió el tradicional colorido que dan los vistosos vestidos de flamenca y los coches de caballos. Como buen agüero el lunes cambió el clima y la suerte en la plaza.
La tarde del lunes será histórica pues la magia del toreo permitió el indultó de un toro de la ganadería de Garcigrande. El Juli ya se había ido por delante con una buena faena premiada con dos orejas, Talavante andaba ausente en la Plaza, mientras que Ponce dio lecciones de un toreo clásico y estructurado pero que solo le alcanzó para conseguir un premio. La apoteosis llegó con el quinto de la tarde, bien dice el dicho que no hay quinto malo.
Salió por la puerta de toriles “Orgullito”, ya de inicio mostró sus cualidades, el Juli lo lanceó suave y le fue bajando la mano, lo sometieron poco al caballo pues el torero veía que tenía la posibilidad real de volver a triunfar y salir por la Puerta del Príncipe. Al toro lo probó otra vez que lances de categoría, lo fueron mimando y llegó al último tercio pronto, bravo, fijo y noble. El toro se creció, se fue a más y el Juli lo bordó, toreó para el toro, no pudo bajar más la mano para sostener la humillación del toro, la música acompañó casi toda la faena, el público eufórico gozó de las buenas embestidas del toro, y mientras la plaza iba a ebullición clamorosamente fueron saliendo pañuelos blancos exigiendo el indulto de un toro bravo con cualidades extraordinarias. Le fue perdonada la vida al toro quien regresó aún bravo a la puerta de chiqueros en medio de una ovación, la gloria para el toro y para el torero, el recuerdo para los que lo vivimos en la plaza.