Foto: Carlos Mendoza La gente está feliz, emocionada, conviviendo en familia y de la mejor manera  

El, sonido del estadio, los gritos de los fans clamando por sus jugadores favoritos, las risas de alegría, los nervios, por qué no, todo es un conjunto que da como resultado un ambiente espléndido en el Parque Sultán que funge como preludio perfecto.

 

Se replica esa imagen que suele verse en los parques de pelota de Estados Unidos día tras día y que este fin de semana se extenderá más allá de sus límites territoriales.

 

Un aspecto que maneja muy bien cualquier organización deportiva estadounidense es todo lo que rodea a su franquicia y en Monterrey queda demostrado. La práctica de los equipos hace que desde los más pequeños hasta las personas más grandes de edad se emocionen con algo tan simple ya la vez tan complejo que es la organización de todo un evento de proporciones gigantescas.

 

Varios de estos jugadores lo saben y en todo momento respetan su profesión, lo que resulta en un respeto al público que paga un boleto para verlos. Durante la práctica de ambos equipos sobre el campo, ningún jugador se olvida de estar dando lo mejor. Por supuesto, los asistentes lo aplauden.

 

La gente está feliz, emocionada, conviviendo en familia y de la mejor manera, pues estos eventos no se ven a diario y ser uno de los pocos afortunados en presenciarlo claro que es motivo de alegría. Lo más bonito que se pude contagiar y que lo único que provocará es más cosas buenas.

 

19 años de ausencia parecieron una eternidad y ahora que terminan se desata un fervor inigualable. Las gradas empiezan a cobrar vida y el silencio en el  estadio comienza a morir.

 

Se le tiene que agradecer a MLB el reservar un fin de semana completo para traer a México el mejor beisbol del mundo. Pero especialmente, darle una alegría a tantos que aguardaron por mucho tiempo ver este show y ya lo disfrutan.