El alcohol como detonante de enfermedades mentales es un tópico en el imaginario colectivo. Sin embargo, un reciente experimento de científicos daneses, abre luz sobre sus posibilidades.
En la prueba, utilizaron ratones, quienes recibieron dosis bajas, medianas y altas de alcohol, para medir su afectación en el sistema linfático, que limpia los desechos del sistema nervioso.
Los resultados demostraron que, los roedores que recibieron dosis bajas de alcohol mejoraron un 19% la función del sistema linfático.
Por otra parte, los ratones que tuvieron dosis medias no mejoraron, mientras que el grupo de dosis altas, murieron.
El estudio también incluyó pruebas cognitivas, encargadas de medir funciones del cerebro como decisión, reacción, memoria, para saber sus posibles deteriores.
En estas pruebas, se encontró que las dosis bajas de alcohol no afectaron el desempeño cognitivo, mientras que las dosis medianas sí, de forma negativa.
Pese a esto, los investigadores recordaron que los resultados no pueden ser comparados con el ser humano, sin antes realizar otros estudios, ya que los ratones no metabolizan el alcohol igual que los humanos.
JNO