El espectáculo de la Fórmula 1 está garantizado mientras existan tres escuderías capaces de ganar carreras, pero ¿Qué pasa si una de ellas se pierde en el camino?
Pues vendrían escenarios no tan recomendables para la salud de la máxima categoría. Carreras procesionales, ganadores predecibles y dominios absolutos o casi, son los males que ha tenido desde su creación.
Nuestra Fórmula 1, la de esta época, tiene ya un grupo de médicos que tratan de darle las claves para dejar de adelgazar y seguirle gustando a todos sus seguidores. En líneas generales, una receta para mantener la buena forma y la salud.
Si en el inicio de esta temporada los equipos dominantes han encontrado problemas, la forma de establecer una mejor competencia es mantener a Red Bull como carta fuerte; porque implementos, no le faltan.
Red Bull cuenta con una plantilla de tecnología y diseño de primer orden en entre los equipos importantes de F1, también cuenta con los pilotos más parejos en rendimiento de las últimas temporadas, y una planta de poder que permanece en mejora continua, si no les ha ganado francamente, al menos sí ha alcanzado a sus rivales.
Y tiene para ponerse a competir de igual a igual. Como ocurrió en el Gran Premio de China, gracias en buena medida a las circunstancias de carrera, cosa que los nuevos dueños de Liberty Media parecen querer propiciar lo más continuamente posible.
Prueba de ello fue que de las cuatro carreras de la temporada, hemos tenido dos y media con actividad rayando en lo caótico y muchas oportunidades abriéndose para quien quisiera tomarlas.
Hasta ahora. Porque el accidente de los dos pilotos de Red Bull va a colocar un plano de seguridad para el equipo austriaco que no quiere más ese tipo de escenas y sobre todo quedarse sin sumar puntos en el Mundial de Constructores.
Un accidente tan imprudente y tan sorpresivo, que involucra a los dos pilotos, pero castiga con una mayor parte de la culpa al hombre de seguridad del equipo como es Daniel Ricciardo, por fuerza tiene que mover la estructura de competencia interna.
Red Bull se había convertido en un bastión de libertad para competir ya que las órdenes de equipo no aparecerían hasta que las condiciones del campeonato lo reclamaran para proteger una posición de campeonato mundial.
Pero el escenario está completamente al revés. Ahora Red Bull, tendrá que manejar la idea de que la competencia interna seguirá, pero no a costa de dañar los coches y dejar de terminar carreras. Sino que es al revés.
Premisa número 1, traer los autos de regreso en la zona de puntos. 2, trabajo de equipo para respaldar el mejor resultado posible, 3 no existe posibilidad de que el interés de un piloto quede por encima que el de la escudería.
Aún con ese escenario, tendremos un Red Bull altamente competitivo, que podrá darle batalla a Ferrari y a Mercedes, sin duda. Pero no nos hagamos ilusiones de volver a ver los duelos arriesgadísimos de Verstappen y Ricciardo, me parece que eso se acabó.
Y si a nosotros como espectadores de este duelo cumbre de pilotaje nos duele, imagínense a los responsables de marketing de Liberty Media. Deben estar que lloran.