El futbol: ese planeta en el que, por muchos que ya sean, la abuela continúa pariendo.
Nada en contra del concepto del Mundial de clubes planteado por la FIFA para junio de 2021. Suena en especial atractivo el observar midiéndose a 24 equipos de todo el mundo, el tener a la élite del balompié europeo compitiendo contra cuadros del resto del planeta, el disfrutar de un certamen con sello FIFA que reúna a los mejores jugadores del orbe, aunque bajo su escudo habitual y no el de su nacionalidad.
El problema es de tiempo, por mucho que la FIFA asegure que esto resulta tan sencillo como cancelar la Copa Confederaciones que se disputa en ese mismo verano del año previo al Mundial de selecciones. No, no es igual un certamen (ya de por sí incómodo e inoportuno) que implicaba como mucho a veinte jugadores estelares, que otro que acaparará a no menos de cien.
Científicos aplicados al deporte han concluido que el actual calendario futbolístico está diseñado para años de 400 días. Sólo así habría periodos adecuados de descanso, pretemporada, rehabilitación muscular, refresco mental y el desempeño idóneo en los más de 60 partidos que están jugando al año los principales cracks.
Bajo esa premisa, en ese 2021 serán necesarios 420 amaneceres para permitir el ingreso con calzador de una competición más. Y un añadido: que al anteceder a un año mundialista, las ligas no podrán comenzar después y los jugadores llegarán quemados al Mundial de Qatar 2022 -que, por cierto, se efectuará en noviembre, todavía no sabemos cómo: ¿cuándo frenarán y reanudarán las ligas?, ¿cómo serán las concentraciones previas?
Si desea añadirse una idea tan espléndida como la de este Mundial de clubes grande, entonces tendrá que cortarse de otro lado: en las ligas, las fechas FIFA, las copas, los eventos continentales, porque la agenda ya no da para más.
Aquel refrán español de “éramos muchos y parió la abuela” se ha convertido en la brújula de la FIFA: cuando parece que ya es imposible jugar cuanto se está jugando en la actualidad, de alguna forma se sobrecarga el anuario y se clava otro torneo.
Las ganancias económicas serán máximas y la FIFA logrará arrebatarle un buen pedazo de ingresos a los campeonatos de clubes (sea Champions, Libertadores o cualquier otro). Sin embargo, el primer perdedor serán los aficionados, cada vez con mayor oferta, aunque condenados a peor calidad.
Por vueltas que le demos: no cabe un Mundial de 24 equipos cada cuatro años. Por supuesto, tampoco cabía un Mundial de 48, ni una Eurocopa de 24, ni una Copa Oro de 16, ni una Copa África de 24, y ya están confirmados.
La gallina de los balones de oro vive jugando tiempos extra.
Twitter/albertolati