La sonda solar Parker de la NASA, programada para ser lanzada el 31 de julio del 2018, atravesará durante su misión la atmósfera del Sol 24 veces, y en su interior llevará una tarjeta de memoria con millones de nombres enviados por las personas.
En marzo pasado Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio inició una campaña para que todas las personas interesadas enviarán su nombre y colocarlos en un microchip que sería trasladado por la nave espacial.
Durante siete años, la sonda se acercará más que cualquier otra misión al “astro rey”, siendo la única estrella que se puede estudiar de cerca. Se espera que los resultados, revolucionen la comprensión del Sol, dijo el científico Nicola Fox.
La tarjeta que lleva un millón 137 mil 202 nombres, fue montada en una placa con una dedicatoria y una cita del homónimo de la misión, el heliofísico Eugene Parker, primero en teorizar sobre la existencia del viento solar.
El dispositivo también incluye fotos de Parker, profesor emérito de la Universidad de Chicago, y una copia de su artículo publicado en 1958, donde propuso conceptos sobre cómo las estrellas, incluido el Sol, emiten material.
De acuerdo con la agencia espacial estadunidense, Eugene Parker llamó a esta cascada de energía y partículas, viento solar, una salida constante de material del Sol.
La misión explorará la atmósfera exterior del Sol, además de realizar observaciones para dar respuesta a preguntas sobre la física de las estrellas.
Los resultados pueden mejorar los pronósticos de las principales erupciones en el Sol y los eventos meteorológicos espaciales posteriores, que dañan la vida en la Tierra, a los satélites y astronautas en el espacio.
Los científicos esperan que la misión ayude a resolver el problema del calentamiento coronal y el mecanismo detrás de la aceleración del viento solar.
El calentamiento coronal es lo que los expertos llaman un aparente desajuste entre la temperatura de la fotosfera del Sol (superficie visible), y la temperatura mucho más alta de la corona, atmósfera del Sol, que alcanza temperaturas de hasta 10 millones de grados Fahrenheit.
Observar de cerca esta región ayudaría a los científicos a identificar la fuente de este calentamiento coronal, junto con el proceso que acelera el viento solar a velocidades enormes cuando sale del sol.