WASHINGTON.- Hasta 110 millones de estadounidenses, más de un tercio de la población del país, pueden verse afectados por el consumo de agua contaminada, según un informe difundido hoy por el Grupo de Trabajo por el Medioambiente (EWG).
En total, 1.500 sistemas de agua en todo el país pueden estar contaminados por químicos tóxicos que están vinculados al cáncer, a las enfermedades de tiroides o al debilitamiento del sistema inmunológico, tal y como destaca el grupo en su trabajo, lo que afectaría a ese tercio de los habitantes.
La organización explica que no se conocen cuáles son las instalaciones afectadas por estos tóxicos -sulfonato de perfluorooctano (PFOS) y sulfonato de perfluoroalquilo (PFAS)- salvo cuando los niveles de concentración son muy elevados, de entre 10 y 90 partículas por billón (ppb).
“Millones de personas no fueron informadas de que su suministro de agua estaba contaminado por estos químicos”, reza el informe, en el que también se recoge un estudio de 2017 del laboratorio Eurofins Eaton Analytical que concluye que un 28 % de las instalaciones contienen estos químicos en una concentración igual o superior a 5 ppb.
Según relató la organización, los niveles seguros de exposición a estos tóxicos se sitúan en 1 ppb, lo que implica un nivel muy por debajo a partir de los que la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) comienza a informar, en base a estudios científicos citados por EWG.
La presentación del informe se produjo en un momento en el que la propia EPA celebra una cumbre para abordar la temática de la calidad del agua afectada por diferentes niveles de estos tóxicos, una cumbre de la que han sido expulsados periodistas de medios locales.
“Pruitt es incapaz de dirigir la EPA sin pisotear la salud de las familias estadounidenses y la libertad de prensa”, dijo en un comunicado Maura Cowley, alto cargo de la asociación de protección medioambiental Sierra Club.
Las estimaciones del EWG se basan en diferentes estudios, como el Eurofins Eaton Analytical, sobre los que ha calculado la media que concluye que hasta 110 millones de estadounidenses se ven afectados por estos tóxicos en niveles iguales o superiores a 2,5 ppb.
El trabajo de EWG incidió en que la agencia federal encargó un estudio de estos químicos en los sistemas de agua del país entre 2013 y 2015, unos exámenes cuyos resultados no se divulgaron.
En esta línea, EWG subrayó que se desconoce la extensión de las aguas contaminadas y que esa incertidumbre se debe a la actuación de la EPA hasta ahora, por la que ha mantenido en secreto las detecciones de estos tóxicos por debajo de los niveles establecidos.
El grupo de protección medioambiental pidió a la EPA que examine las instalaciones de agua potable en el país y que haga públicos los resultados, ya que consideró fundamental conocer las localizaciones afectadas para poder mejorar la calidad del suministro.
Hace unos días, el diario Politico informó de que tanto la Casa Blanca como la EPA habían tratado de acabar con una propuesta de la Agencia de Sustancias Tóxicas y Registros de Enfermedades en la que sugerían que la exposición al teflón y a los scotchgard puede ser dañina en niveles hasta diez veces más bajos de lo que la EPA ha calificado como seguro.
La EPA, bajo el gobierno de Donald Trump y con Scott Pruitt al frente, ha emprendido un proceso de desmantelamiento de las regulaciones de protección medioambiental establecidas bajo el Ejecutivo de Barack Obama (2009-2017), entre las que destaca la supresión del Plan de Energía Limpia sobre emisiones.
NCG